La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) detecta un deterioro de la competitividad en los precios del mercado de carburantes de automoción repecto al resto de la Unión Europea durante el ejercicio 2013, según se aprecia en el último informe mensual de supervisión de la actividad de distribución en estaciones de servicio. El informe, publicado por varios medios de comunicación citando a Europa Press, señala que los precios medios de venta al público de los carburantes de automoción fueron en 2013 similares a los registrados en 2012, aún a pesar de que la demanda sigue en mínimos por efecto de la crisis.

Pero es que, además, este informe vuelve a apreciar lo que denomina de manera metafórica un «efecto pluma» durante el año. Según la explicación de Competencia, este efecto consiste en que las bajadas de precios del petróleo y sus derivados en las cotizaciones internacionales se trasladan más despacio a los surtidores españoles que cuando se producen subidas; entonces, el precio de la gasolina se dispara inmediatamente en España.

En los primeros meses del año, dice Competencia, se produjo una tendencia alcista que se retomó en el tercer trimestre, a lo largo del verano, pero que quedó compensada el resto del año; en estos momentos parece ser que estamos en un periodo de moderación en el precio de la gasolina. Los mayores precios antes de impuestos, indica la CNMC, se hallaron en Guipúzcoa, si bien en diciembre Madrid y Valladolid registraban los niveles más elevados para la gasolina, mientras que en el caso del gasóleo Palencia y Lugo eran las provincias más caras.

 Mejor los independientes 

De esta manera, el informe de Competencia desvela que las estaciones de servicio independientes fueron las más competitivas a lo largo de 2013, y las que trataron de trasladar el precio de los carburantes de la manera más fiel al consumidor. Al mismo tiempo, «las instalaciones de Repsol, Cepsa y BP mostraron precios siempre superiores y muy alineados, aumentando por lo general las diferencias de precios con el resto de operadores», señala Competencia, que viene investigando hasta qué punto no existe acuerdo, siquiera sea tácito, entre estos grandes operadores.

Sea como sea, lo que está claro es que no es normal que el precio de los carburantes en España haya subido un 65% entre el año 2008 y 2013, lo que convierte a España en el país que más ha encarecido las gasolinas en este último lustro. El problema es que, lejos de aumentar, el poder adquisitivo de la mayoría de los consumidores es mucho menor, lo que les convierte el transporte, la gasolina, en un artículo de lujo a pesar de que lo necesiten para su día a día, su trabajo y sus obligaciones cotidianas.