Rodrigo Rato quiere seguir aferrándose al puente de mando de Caja Madrid, entidad que sigue presidiendo a pesar de haber dejado hace ya varias semanas la Presidencia de Bankia. Así se desprende de la petición que ha hecho al Banco de España y a la Comunidad de Madrid para retrasar la celebración de la asamblea general ordinaria de 2012 de la entidad madrileña, cuya celebración estaba prevista para antes del 30 de junio.
El motivo es claro. Rato espera un auténtico rapapolvo por parte de un alto porcentaje de los 343 consejeros generales. Incluso es más que probable que se le plantee una dimisión, algo que el político metido a banquero quiere evitar a toda costa. Por ello intenta retrasar la fecha de la asamblea. Además, así llegaría a la junta de accionistas de Bankia del 29 de junio sin haber presentado las nuevas cuentas anuales que debe presentar, evitando el debate sobre si los activos inmobiliarios que Caja Madrid traspasó a Banco Financiero y de Ahorros estaban sobrevalorados o no.
¿Qué esconderán las cuentas de Caja Madrid?
La asamblea de Caja Madrid la forman 343 consejeros generales. De ellos 112 representan a los impositores -a la gran mayoría de los clientes-, 80 a las administraciones públicas, 62 a diversas entidades, 53 a la Asamblea de Madrid y 36 a los empleados. Es decir, los impositores son mayoría. Por eso Rato quiere fijar la nueva fecha en periodo netamente vacacional, para desorganizarlos, desinformarles y que no tengan tiempo de preparar la asamblea.
El supuesto carácter social de las cajas de ahorros “exige una plena democratización de sus órganos rectores, de forma que en ellas puedan expresarse todos sus intereses”. Así lo indica la Ley 31/1985, que regula los órganos de gobierno de las cajas de ahorros, pero la realidad es bien distinta para los consumidores. A la complejidad y dispersión normativa, en la que las comunidades autónomas y los propios estatutos de las cajas regulan también aspectos sobre órganos de gobierno, se une una práctica en los procesos electorales que convierten a estas entidades en coto cerrado de intereses políticos y económicos que dejan de lado a los ciudadanos. Rato quiere que ese coto cerrado no se rompa.
Ante esta actitud ADICAE considera que, ahora más que nunca, es necesario democratizar las asambleas de las cajas de ahorros en general y de Caja Madrid en particular. Por ello nuestra asociación informará a todos los representantes de los impositores sobre las consecuencias de la nefasta gestión de Rato al frente de Caja Madrid, para intentar impulsar su dimisión y que se depuren responsabilidades.