El impuesto al plástico es una medida tributaria destinada a gravar el uso de plásticos no reutilizables con el objetivo de desincentivar su consumo.

La iniciativa, enmarcada en las directrices europeas de una política comunitaria y fue implementada en España el 1 de enero de 2023, según lo establecido en la Ley 7/2022 de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular.

Los productos afectados por esta Ley se dividen en tres grupos: envases de plástico no reutilizables productos de plástico semielaborados y los plásticos utilizados para el cierre de determinados productos, comercialización o presentación de envases.

Su objetivo radica en reducir la producción de plásticos de un solo uso, combatir el cambio climático, reducir los desechos, optimizar la gestión de los plásticos de un solo uso, potenciar el reciclaje de plástico y estimular la inversión en investigación y desarrollo (I+D) en envases sostenibles sin plásticos de un solo uso.

Es muy probable que esta nueva Ley tal y como está planteada no cumpla con sus expectativas y se encuentre con múltiples y potenciales desafíos a combatir como:

  • Desincentivar de manera efectiva a las empresas más grandes por la baja tasa impositiva. El impuesto a los plásticos de un solo uso, que se basa en una tasa de 0,45€ por kilogramo de plástico. El importe por pagar es irrisorio, ya que el plástico que se emplea para los embalajes pesa muy poco. Esto podría no suponer un desincentivo efectivo para reducir el uso de plásticos de un solo uso, ya que el coste adicional puede ser fácilmente absorbido por empresas más grandes. Como resultado, algunas empresas pueden optar por pagar el impuesto en lugar de cambiar sus prácticas y materiales de envasado, lo que limita la eficacia del impuesto como medida para reducir la contaminación por plásticos.
  • Posible reducción en la calidad de los envases, lo que podría afectar a productos como alimentos frescos o precocinados.
  • Posibles problemas de salud: Algunos productos de plástico de un solo uso pueden estar relacionados con problemas de salud debido a la liberación de sustancias químicas nocivas.

Medidas poco disuasorias para los productores, lo que podría no promover cambios significativos en las prácticas de envasado, ya que solo necesitan rellenar un modelo de documento de hacienda para presentar dicho impuesto.

Impacto negativo en los precios para los consumidores. En principio, estos, no son contribuyentes de este impuesto, sin embargo, se podría experimentar un impacto directo en sus bolsillos (como en múltiples ocasiones así ha sido) cuando las empresas optan por trasladar el costo del impuesto a los precios de sus productos (tapado actualmente por la creciente inflación). Hay ocasiones en las que se repercute directamente, ya que algunos establecimientos de comida y otros productos envasados optan por trasladar a los consumidores el costo de los envases de plástico de un solo uso, en lugar de absorber dicho gasto, lo que supone una carga adicional.

Los consumidores pueden optar por establecimientos que ofrezcan productos a granel. Esto también permite elegir correctamente la cantidad necesaria, además suelen ser alimentos más frescos y menos procesados.  También pueden utilizar bolsas de tela en lugar de bolsas de plástico al hacer la compra y llevar siempre una bolsa reutilizable para compras no planificadas. Reutilizar los envases y darles una segunda vida en lugar de tirarlos a la basura. Por ejemplo, usando botes vacíos para guardar alimentos en el congelador o volver a usar tarros de cristal.

Otras medidas que pueden contribuir a fomentar la adopción de alternativas más sostenibles:

  • Poner el foco en la educación y la concienciación: Realizar campañas de concienciación pública para informar a los consumidores sobre los impactos ambientales de los plásticos de un solo uso.
  • Incentivos fiscales: Ofrecer incentivos fiscales a las empresas que produzcan y utilicen materiales y envases sostenibles.
  • Desarrollo de alternativas sostenibles: Fomentar la investigación y el desarrollo de materiales y tecnologías alternativas que sean biodegradables, compostables y menos dañinos para el medio ambiente.
  • Diseño ecológico: Establecer estándares de diseño ecológico que incentiven a las empresas a fabricar productos que sean más fáciles de reciclar, reparar o reutilizar.
  • Apoyo a emprendedores: Ofrecer financiamiento y apoyo a nuevas empresas que trabajen en el desarrollo de alternativas sostenibles a los plásticos de un solo uso.
  • Etiquetado transparente: Exigir un etiquetado claro que informe a los consumidores sobre la composición y el impacto ambiental de los productos y envases.

En conclusión, el impuesto a los plásticos de un solo uso busca abordar el problema de la contaminación por plásticos, pero ADICAE considera que su efectividad puede ser limitada. Esto se debe a que no proporciona alternativas reales al uso de plásticos de un solo uso, no representa un desincentivo significativo para las empresas y, en última instancia, puede tener un impacto adverso en el consumidor final al general aumentos de precios. Para abordar de manera más efectiva este desafío ambiental, podrían ser necesarias medidas complementarias que promuevan la reducción y sustitución de los plásticos de un solo uso y fomenten la adopción alternativa más sostenibles por parte de las empresas y los consumidores.

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