‘Forum Combi’, Plan 55 Plus’, ‘Súper Maxi Forum’, ‘Plan de Abono’, ‘Plan Activo’, ‘Forum Baby’, ‘Contrato de Depósito’, ‘Plan de Ingresos Complementarios’… Bajo estas denominaciones Forum y Afinsa comercializaban pseudo productos financieros, atrayendo a cientos de miles de ahorradores mediante el gancho de rentabilidades que variaban dependiendo de la salud financiera de las empresas en cada momento.

Estas rentabilidades no eran ni mucho menos estratosféricas, como intencionadamente se dijo desde algunos medios de comunicación. Así, en varios de estos productos, contratados en 2006, Afinsa aseguraba una rentabilidad del 5% si el producto se vendía a los 3 años; del 8% si se vendía a los 6; y del 10% si se vendía pasados 10 años. Según el Banco de España la rentabilidad media de los depósitos a más de 2 años en diciembre de 2006 era del 2’97%, pero en el mercado se encontraban ofertas superiores al 3,5% para depósitos a 3 años. Además eran frecuentes rentabilidades del 6, 8 y hasta el 12% para depósitos de menor duración, por lo que las rentabilidades prometidas por Forum y Afinsa entraban en la normalidad desde el punto de vista de los ahorradores de a pie.

“Inversor”, “mandante”, “depositante”,… son palabras que suelen aparecer en contratos de depósitos a plazo fijo. También en los de Forum, Afinsa y Arte y Naturaleza. Según el informe emitido por los administradores concursales de Forum Filatélico, los contratos tenían una finalidad financiera, canalizando el ahorro hacia la inversión. “Respondían a una finalidad clara de inversión (…) que se veía realzada en buena medida por el hecho de que el beneficio económico que esperaba obtener el cliente era, con frecuencia, superior al de otros productos ofrecidos en el campo financiero”, se indica en dicho documento. Según este informe se trataba de un negocio que “se asemeja” a los realizados por un banco con sus clientes cuando estos contratan un depósito a plazo.

 Las empresas fijaban la ‘revalorización 

Forum Filatélico y Afinsa decían respaldar los ahorros depositados con lotes de ‘sellos’, mientras que Arte y Naturaleza adjudicaba ‘obras de arte’. Todas se comprometían a recomprar o vender en el mercado estos lotes, y prometían a los ahorradores el pago de una remuneración en concepto de revalorización de estos bienes tangibles. Sin embargo la cuantía de estas revalorizaciones no era el resultado de una valoración objetiva de un tercero, sino que se fijaba unilateralmente por las empresas, incluso en la redacción de los contratos de compra.

Así, Afinsa aseguraba en varios contratos que “el valor mínimo de venta equivaldrá a la suma de los precios netos de adquisición de sus lotes, con los incrementos siguientes” indicándose a continuación las referidas rentabilidades del 5% si el producto se vendía a los 3 años; del 8% si se vendía a los 6; y del 10% si se vendía pasados 10 años.

En los contratos de Arte y Naturaleza se indica que “el precio de las obras de arte deberá ser, como mínimo, y en cada anualidad, el precio indicado en el anexo IV de este contrato”. “Siendo el objeto de este contrato la constitución de un patrimonio que aumente su valor con el transcurso del tiempo, y para evitar la disminución del mismo por consecuencia del incremento del IPC, entre otros factores económicos, se pacta expresamente el aumento anual de un seis por ciento (6%) sobre el total de las cuotas pagadas el año anterior. En consecuencia con lo anterior, AyN asignará cada año una/s obra/s a el comprador, de mayor valor que las compradas el año anterior, en la misma proporción del seis por ciento”. Esto demuestra que los ahorradores ni siquiera podían valorar qué obras de arte compraban, sino que eran lotes cerrados formados por la empresa.

Transcurridos los plazos de tiempo fijados las empresas se comprometían a recomprar estos bienes tangibles por un importe superior al inicial. Los consumidores suscribían estos contratos por el ahorro garantizado por Forum Filatélico, Afinsa y Arte y Naturaleza, independientemente del valor de los sellos o las obras de arte que, teóricamente, sostenían esta revalorización. Estas empresas debían haberse regulado y sometido al control de los organismos reguladores: Banco de España, Comisión Nacional del Mercado de Valores y Dirección General de Seguros para garantizar el ahorro depositado por cientos de miles de familias.

 Ataques al ahorro popular 

Estos negocios solo eran sostenibles a través de las aportaciones de nuevos clientes, atraídos por una potente red de comerciales, por el ‘boca a boca’ y por la publicidad de las empresas, que incluían anuncios en medios de comunicación o patrocinios deportivos como el del conocido equipo de baloncesto de la Liga ACB ‘Forum Filatélico de Valladolid’. A través de distintos plazos de vencimiento se ofrecían varios tipos de inversiones que tomaban como base el supuesto valor de unas obras de arte o de un conjunto de sellos. Bienes tangibles que los afectados, incluso, no llegaban ni a ver ni tocar. En el caso de Forum y Afinsa les daban un sobre lacrado con la filatelia, pero no podían abrirlo ya que si no no se lo recomprarían. En teoría los ahorradores tenían asignados estos bienes a sus contratos, pero en muchos casos ni existían o eran falsificaciones.

Las rentabilidades prometidas no procedían de la venta de los bienes tangibles sino del dinero de nuevos ahorradores, que entraban así en el juego de un modelo de venta piramidal que acabó secuestrando alrededor de 6.300 millones de euros a unas 460.000 familias. El 89,09% de los afectados tenían invertidas cantidades inferiores a 30.000 euros, provenientes en su gran mayoría de ahorro familiar obtenido en periodos de hasta 20 años, existiendo además una proporción muy elevada de perjudicados que recibía por esos ahorros complementos a sus pensiones para la jubilación que podían oscilar entre 100 y 400 euros mensuales.

Esa cantidad, 30.000 euros, coincide con el importe medio de ahorro ‘secuestrado’ a los afectados por las participaciones preferentes, deuda subordinada y otros productos tóxicos, tratándose así del mismo maltrato al ahorro popular.

Aquellas voces públicas que, tras el estallido del caso, pregonaron que Fórum, Afinsa y Arte y Naturaleza eran casos aislados y que las miles de familias no hubieran perdido sus ahorros si los hubieran depositado en los bancos, deberían disculparse ante estos afectados y ante el aproximadamente millón de familias que años después fueron atrapadas por participaciones preferentes y otros productos tóxicos de esos hasta entonces ‘reputados bancos’. Hoy como ayer la justicia y las instituciones siguen demostrándose incompetentes para asegurar el ahorro de las familias españolas.

Por todo ello, desde ADICAE entendemos imprescindible la aprobación de una solución política que ayude a restituir este repetido agravio haciendo justicia a las ya maltratadas por la crisis clases populares.

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