
Dos de cada tres consumidores realizan su compra cotidiana preferentemente en supermercados e hipermercados. Y el 71% de todos, los que van de manera habitual y los que van alguna vez, aseguran que entre sus prioridades está aprovechar las promociones, las ofertas y las rebajas que las grandes superficies ponen a disposición de los usuarios de manera periódica para regular su stock y minimizar los productos caducados.
Esto es, el dos por uno, el 70% en la segunda unidad, o la rebaja final por caducidad próxima forman parte fundamental de la cesta de la compra de los consumidores españoles, afectados por una cada vez menor renta disponible a la que se suman los abusos de las entidades financieras y las grandes distribuidoras de energía o gasolinas. Así lo determina el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que guarda un espacio destacado para los hábitos de consumo cotidiano de los españoles.
Las variables precio y variedad son las que predeterminan que los consumidores acudan fundamentalmente a las grandes o medianas superficies, mientras que los establecimientos de proximidad sólo cuentan con su mejor trato personalizado como baza real para atraer a los consumidores. Aún así, uno de cada cuatro clientes todavía prefiere la tienda tradicional y el mercado de barrio, porcentaje que supera, con mucho, a bazares, ‘chollos’ o, incluso, a la compra por internet.
La compra online no arranca
De hecho, los consumidores españoles no terminan de ver ventajas en el consumo a través del ordenador. Apenas un 36% de los usuarios, según la encuesta del CIS, ha adquirido algún producto a través de internet, lo que implica que casi dos de cada tres españoles renuncia a la compra online. El motivo más aducido por los usuarios, que podían elegir dos opciones, ha sido que no utilizan dispositivos online, un 40%.
Pero aparecen más motivos. Más de la mitad de los encuestados señala que o bien prefiere ver las cosas antes de comprarlas, o bien internet no le ofrece seguridad en general, o bien directamente que las fórmulas de pago online no le resultan seguras, lo cual evidentemente desincentiva el empleo de estas herramientas. Los que sí realizan compras por internet destacan una mayor oferta de productos a un precio más bajo, aparte de una mayor comodidad y ahorro de tiempo, sin que la encuesta entre a valorar si les parece o no más seguro.
No obstante, un análisis pormenorizado del tipo de producto que se adquiere a través de internet desvela que la mayor parte de lo que se compra online tiene que ver con el ocio, ni son artículos básicos, ni son importantes ni implican complejidad o riesgo. Ocio, entradas para espectáculos, reservas de viajes, hoteles, estancias y billetes de transporte colectivo son los artículos estrella en internet. Por su parte, alimentación, mobiliario, electrodomésticos y servicios financieros son casi marginales en esta estadística.
Reclamaciones
El estudio del CIS también valora el ‘espíritu combativo’ de los consumidores españoles, plasmado a través de las veces que han interpuesto alguna reclamación por algún problema con algún bien o servicio adquirido. En este sentido, casi el 62% de los encuestados asegura no haber llevado a cabo reclamación alguna. Poco más de un tercio de los usuarios se ha embarcado en un procedimiento de reclamación, casi la mitad de las veces por problemas con sus servicios de telecomunicaciones o de luz.
En apenas la mitad de las ocasiones el consumidor agraviado consiguió resolver su problema, y su gestión se limitó prácticamente a hablar con el personal que le intermedió en la venta o acudir al servicio de reclamaciones de la empresa, sin profundizar en la reclamación a través de un servicio público de Consumo, un organismo de arbitraje o una asociación de consumidores legitimada, como ADICAE.







