Los seguros de asistencia sanitaria cubren, en caso de enfermedad o accidente, la asistencia médica, hospitalaria o quirúrgica. La compañía ofrece al asegurado un cuadro médico con los centros y facultativos a los que puede acudir, aunque la mayoría de las aseguradoras ofrecen también pólizas que contemplan el reembolso de gastos y el subsidio o indemnizaciones en caso de enfermedad o accidente.

Seguros al alcance de unos pocos
Lo cierto es que estos seguros están al alcance de unos pocos, que pueden permitirse hacer frente al coste de las elevadas primas y al sobrecoste que conllevan muchos de los tratamientos y terapias. Si tomamos como ejemplo una familia de cuatro miembros con residencia en Zaragoza, formada por un hombre de 35 años, una mujer de 33 y dos niños de 2 y 5 años, sin ninguna enfermedad preexistente, el coste mensual que deberían soportar si contrataran uno de estos seguros oscilaría entre 147 y 270 euros al mes (si además tuvieran que hacer frente, como muchos hogares, al pago de una hipoteca media de 800 euros contratar este tipo de seguros resultaría inviable).

Para contratar estos seguros debemos tener una “salud de hierro”
Las aseguradoras antes de contratar con un consumidor, lo someten a un exhaustivo reconocimiento médico tras el cual se decidirá si es admitido o no. Ante la más mínima sospecha de que presente complicaciones de salud en un futuro inmediato, podrá ser rechazado. Además, no suelen admitir a personas con enfermedades crónicas, como diabetes o sida, o aquellas que superan una determinada edad.
Por lo que respecta a la edad del asegurado, cuanto más avanzada sea más aumenta la cuota, llegando a incrementarse la prima entre un 75 y un 100% al cumplir 65 años, coste inasumible teniendo en cuenta que la pensión media percibida actualmente no llega a los 900 euros mensuales. En los primeros tramos de edad, entre 0 y 14 años, son los hombres los que soportan los precios más elevados. A partir de los 14 años son las mujeres quienes deben hacer frente a una cuota más elevada. Pasados los 60 años, vuelve a cambiar el sistema de tarifas y los hombres vuelven a ser los más perjudicados.

¿En qué debemos fijarnos antes de contratar un seguro médico?
Elegir la modalidad de póliza que más pueda interesarnos: algunas pólizas ofrecen un cuadro médico dentro del cual el asegurado puede elegir a qué médico o clínica acudir. Otras, establecen el reembolso de gastos total o parcial, tras la presentación de una factura médica por parte del asegurado.

. Comprobar si garantiza un cuadro médico de calidad acreditada, cuales son los centros hospitalarios que ofrece y si dispone o no de servicios complementarios relacionados con la salud como servicios preventivos, acceso a gimnasios…

. Consultar precios en distintas compañías antes de contratar una póliza.

. Comprobar si incluye los servicios dentales de forma gratuita en la póliza y otros servicios y tratamiento no cubiertos por la sanidad pública.

Principales problemas para el asegurado
La existencia de un periodo de carencia; es decir, las aseguradoras declaran algunas coberturas de las pólizas como «no efectivas» desde el principio de la contratación

No se hacen cargo de las enfermedades preexistentes a la fecha de contratación.

Tienen excepciones y limitaciones en muchos tratamientos, prótesis, trasplantes, etc.

Sueles existir copagos, una tasa a cargo del asegurado por cada tratamiento o consulta médica.

El facultativo puede ser presionado para que ahorre en pruebas o tratamientos. No olvidemos que es la compañía, y no el médico, la que decide lo que va a pagar.

Pueden echar a un asegurado si les resulta muy gravoso (ante una enfermedad crónica, por ejemplo) o discriminar a determinadas personas por razón de edad, sexo o zona de residencia.

A pesar de todas estas limitaciones, no puede negarse que la contratación de asistencia sanitaria privada va en aumento, lo que es un claro claro síntoma de la desconfianza e insatisfacción
que viene generando en los últimos años la sanidad pública. Quizá si la mejora de este servicio
fuera un auténtico objetivo imprescindible en un estado social, y no poco más que un «arma
electoral» podría evitarse esta «huida hacia lo privado».
De todos modos, y dada la variedad de posibilidades de contratación y las particularidades
que éstas ofrecen, antes de firmar es conveniente informarse bien de las prestaciones y coberturas
que ofrece cada producto (y las que no ofrece) y de los costes que supone.

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