Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente que se conmemora este miércoles 5, ADICAE hace hincapié en el poder de los ciudadanos como agentes de consumo y actores principales para transformar la actual dinámica de deterioro y colapso mediambiental.

El 70% de las decisiones del Sistema Agroalimentario mundial están en manos de unas pocas grandes empresas del planeta, cuyo objetivo es la búsqueda del máximo beneficio y no tienen en cuenta efectos tan importantes como los gases de efecto invernadero que expulsan debido al transporte y su huella ecológica. Además, tampoco atienden el desperdicio de alimentos que supone la emisión de 3.300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera o el gasto de 250 km3 de agua cada año como plasma ADICAE en su guía de alimentación: Planificar y reutilizar todo es empezar.

Actualmente nos encontramos en un momento de alerta que exige medidas urgentes para poder revertir próximos escenarios de la catástrofe medioambiental que podrían conllevar consecuencias desastrosas. Un hecho muy simbólico es la existencia de islas de plásticos flotando en el Pacífico. Algunas de esas islas llegan a alcanzar el tamaño de países como Francia, Alemania y España juntos, y en aumento, llegando a estimar la existencia de más plásticos en nuestros mares que peces para el año 2050. Otro dato alarmante es el que ofrece la OMS (Organización Mundial de la Salud) en torno a la contaminación, a la cual atribuye diecisiete millones de muertes anuales.

Aunque son necesarias decisiones globales e internacionales, las acciones locales e individuales de los consumidores pueden ser parte del salvavidas medioambiental que se requiere. Por eso, ADICAE quiere poner el foco en exigir políticas de transformación hacia un modelo sostenible y fomentar el papel de los consumidores.

La asociación reivindica que, aunque las pérdidas y desperdicios se producen a lo largo de toda la cadena de producción y distribución de los alimentos, los consumidores tienen que ser conscientes de que en los hogares se desperdicia una cantidad muy importante alimentos y desechos. Según el antiguo Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, los consumidores intervienen en el 42% del total de ese desperdicio.

En nuestra sociedad de consumo, la generación de residuos es cada vez mayor, el aumento de la tendencia del «usar y tirar», o el abuso innecesario de envoltorios y envases que lejos de aportar o enriquecer el producto, lo único que hace es contaminar, la obsolescencia programada, que irremediablemente hace cautivo al consumidor en la necesidad de seguir comprando productos que dejan de servir por llegar a la fecha que le fijan, entre otras circunstancias. Este sistema económico ha generado grandes problemas, sobre todo en los países de economías desarrolladas.

Por ello, desde ADICAE se propone llevar a cabo las 4R: reducir, reutilizar, reciclar y recuperar; y ofrece a los consumidores pequeños trucos de acciones cotidianas que apoyan esta formula, y que lejos de suponer un coste pueden constituir diferentes formas de ahorro.

¿Qué puede hacer el consumidor para reducir la contaminación?

En muchas ocasiones, sin apenas darse cuenta, el consumidor lleva a cabo acciones que tienen una incidencia en el medio ambiente. Un ejemplo muy concreto puede ser la contaminación de aguas. Se pueden contaminar con aceites o productos de limpieza que pueden afectar a la calidad de miles de litros de agua. Estos productos se deben separar y llevarse a un centro de recogida o punto verde. Este tipo de hábitos son pequeños gestos que conllevan un gran cambio, otro ejemplo de ello es sustituir los desatascadores químicos por vinagre o bicarbonato, además de contribuir a la mejora del medio ambiente, es una forma barata de mantener las cañerías a punto.

Además, el sentido común es un aliado clave en el ahorro y la sostenibilidad. En el caso expuesto es fundamental cerrar los grifos mientras no se usan y revisar y cambiar los grifos que gotean. También podemos usar dispositivos como grifos reductores de caudal que reduce el consumo hasta el 50%.

El váter es el gran sumidero de agua del hogar. Tirar de la cadena de una cisterna convencional puede llegar a consumir, según los modelos, entre 10 y 15 litros de agua. Los sistemas de doble descarga permiten un importante ahorro, pero si no se dispone de ellos, algo tan sencillo como colocar una o dos botellas de plástico llenas dentro del depósito reducirá unos 3 litros por descarga.

También se puede ayudar a revertir la situación si ha llegado el momento de sustituir electrodomésticos, apostar por los de bajo consumo es una buena idea. Por ejemplo, una lavadora antigua gasta unos 80 litros en cada lavado, mientras que un modelo de bajo consumo sólo gasta 50 litros.

Otra situación que se puede hacer para que llenar el depósito del coche no sea un doloroso trámite para el bolsillo del consumidor y además tener una actitud más responsable y respetuosa con el medio ambiente, es tener presentes las prácticas de conducción eficiente, que permiten ahorrar hasta un 20% en consumo de combustible. Además de evitar el coche siempre que se pueda utilizando el transporte público.

Muchas veces, sin apenas darse cuenta, el consumidor está contaminando y desperdiciando. Por eso, ADICAE apuesta por otro modelo de consumo por medio de la acción colectiva, porque este consumo tan generalizado requiere un gran trabajo y apoyo de todos los consumidores que con sus actos individuales y cotidianos, llevados a lo colectivo, pueden suponer grandes cambios.

 

 

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