La UDEF desmanteló el pasado lunes una de las mayores tramas de estafadores financieros que se ha conocido en España. Fueron detenidas 79 personas y la investigación considera que los tres máximos dirigentes habían creado “una organización criminal dedicada a la comisión masiva de estafas”. Se calcula que habrían estafado más de doce millones de euros desde su creación en 2016.

Sin embargo las sospechas vienen de mucho antes. De hecho el máximo responsable de la organización delictiva, David Samper Bravo, llevaba 20 años ‘vigilado’ por la CNMV. Ya en 1997 tuvo que afrontar una multa del supervisor por valor de 50 millones de las antiguas pesetas. Sufrió una advertencia en 2003, y cuatro años más tarde una multa récord por otro chiringuito financiero (16 millones, esta vez de euros). En estas dos décadas la CNMV le ha negado en varias ocasiones el registro de empresas, le ha retirado licencias, ha puesto varias multas y ha lanzado serias advertencias… pero no ha evitado el fraude.

En ADICAE consideramos que, efectivamente, la detección y advertencia al público de la existencia de chiringuitos financieros es una labor que hay que realizar. Pero la CNMV no puede quedarse exclusivamente en eso, debe ir más allá. El regulador tiene que ser capaz de impedir que estas empresas sigan ofreciendo servicios de inversión, y ha de poner los medios suficientes para que no sigan surgiendo de forma tan alarmante, 53 sólo en el año 2017.

El ejemplo de Fórum

Es preciso recordar que la CNMV no atajó el ‘modus operandi’ de empresas como Forum Filatélico, Afinsa o Arte y Naturaleza que, aprovechándose el vacío legal existente y actuando por lo tanto al margen de la legalidad, crearon una auténtica pirámide inversora en la que cientos de miles de consumidores acabaron perdiendo sus ahorros.

La CNMV hace bien en ‘vigilar’ a las entidades no registradas, pero lo que tiene que hacer es poner coto de una vez por todas a los múltiples abusos al ahorro familiar perpetrados por las entidades de crédito.

¿Qué es un chiringuito financiero?

Un ‘chiringuito financiero’ son aquellas empresas que aún siendo legales y estando debidamente inscritas en el Registro Mercantil y en Hacienda, sin embargo carecen de la legitimación que les da su inscripción en el Registro correspondiente de la propia CNMV -o del Banco de España- que es obligatorio para ser consideradas empresas de servicios financieros y poder actuar libremente en el mercado financiero. Estas entidades no están autorizadas para captar ahorro del público e incumplen la Ley del Mercado de Valores.

Estas empresas son peligrosas porque, en la inmensa mayoría de los casos, la supuesta prestación de servicios financieros es únicamente una tapadera para apropiarse de los ahorros de las víctimas, a las que hacen creer que están realizando una inversión segura y de alta rentabilidad. Los elevados rendimientos que ofrecen son demasiado elevados como para ser reales. Cualquier producto que ofrezca más de un 7% de interés podría considerarse sospechoso. ADICAE recuerda que es muy importante mantenerse alerta ante cualquier oferta financiera que no provenga de un intermediario conocido o registrado. En el caso del chiringuito descubierto los estafadores aseguraban a sus clientes que habían ganado hasta seis millones de euros.

Los chiringuitos son un mero cebo con el que perpetrar una estafa. Tarde o temprano la inversión comenzará a generar pérdidas, el cliente dejará de cobrar rentabilidad por su inversión y, finalmente, la empresa desaparecerá o cambiará de nombre… con el dinero de los estafados.

Mientras las empresas autorizadas para prestar servicios de inversión (sociedades y agencias de valores, sociedades gestoras de cartera, EAFI, bancos y cajas de ahorros, etc.) están sometidas a las normas que regulan los mercados de valores y a estrictos controles por parte de los organismos supervisores (CNMV y Banco de España), los chiringuitos financieros actúan al margen de la legalidad. Y, por supuesto, no están adheridas al Fondo de Garantía de Depósitos, por lo que los clientes no están protegidos en caso de insolvencia de la entidad no autorizada.

Técnicas agresivas

Las vías de comunicación que usan los chiringuitos financieros son las que emplea cualquier otra entidad legalmente autorizada: teléfono, cartas, correo electrónico, páginas web, anuncios en medios de comunicación, etc. La principal diferencia está en el tipo de mensaje que transmiten y la actitud que muestran para conseguir sus objetivos.

Normalmente para obtener los contactos estas empresas recurren a bases de datos –que casi siempre obtienen ilegalmente- mediante las que consiguen direcciones y datos personales muy específicos: personas que han adquirido un determinado producto financiero, reciben publicaciones económicas, etc.

Mediante técnicas de persuasión comercial involucran a la víctima para que se sienta partícipe de la empresa y traiga a más clientes ya que, si lo hace, su rentabilidad aumentará… al principio. Así, utilizan el dinero de los primeros clientes para ir creando una auténtica estafa piramidal: la supuesta eficacia de la empresa se irá difundiendo entre el círculo de relaciones de los clientes satisfechos, que no son sino las primeras víctimas de la estafa.

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