«Termina un año difícil para el mercado español y lo hace con un registro de 722.703 unidades, lo que supone un crecimiento del 3,3%, respecto al año anterior». Así resume la patronal de la automoción en España, Anfac, las ventas de nuevos automóviles durante el año recién terminado. «El mercado sigue registrando un volumen anormalmente bajo para el nivel que, por renta per cápita, y desarrollo económico debería tener nuestro país», dicen los fabricantes.

Un volumen anormalmente bajo… O un mercado que se presta al abuso. En efecto, en España dos de cada tres intrercambios de vehículos son de segunda mano. Y buena parte de ellos son entre particulares. En una situación de crisis económica es lógico; invertir entre 10.000 y 20.000 euros para adquirir un coche nuevo es un lujo que la mayoría de la población no puede permitirse. Y no sólo está el problema del precio; es casi obligatorio tener que someterse a créditos bancarios para costear el vehículo. Con sus correspondientes altos intereses, comisiones, productos vinculados, abusos varios…

Con todo, un automóvil es un bien de primera necesidad que, en muchos casos, supone la diferencia entre disfrutar un trabajo o quedar en el desempleo para millones de consumidores. Así que toca mantener el utilitario que se posea como oro en paño, optimizando la conducción y el gasto de combustible y encomendándose al mecánico lo justo y necesario para seguir circulando. En ocasiones hay que cambiar de vehículo, y el mercado de segunda mano puede ser una opción.

Eso sí, en la medida de lo posible, con las máximas garantías: Asegurarse de que el vehículo en venta no tenga deudas pendientes y pueda ser transferido, practicarle una prueba mecánica que certifique su funcionamiento adecuado, tener las revisiones y la ITV al día, son claves que hay que tener en cuenta a la hora de comprar un vehículo usado. El desarrollo de este mercado como alternativa al prohibitivo coche nuevo ha originado un envejecimiento del parque móvil español; un 40% de los vehículos que aquí circulan tienen más de diez años.

 Renovación del parque móvil 

«Sigue habiendo una fuerte necesidad de renovar el parque automovilístico, porque a pesar del impulso en el mercado, los volúmenes de venta tan bajos no permiten una renovación adecuada del parque de vehículos, que arrastra un déficit de renovación durante la crisis de más de 2,2 millones de vehículos». La patronal, interesada en vender, lanza un consejo que, no obstante, tiene base verídica; a mayor edad del vehículo, menor seguridad. Los expertos dicen que un coche de más de diez años duplica la siniestralidad en carretera. De 15 años o más, la triplica.

Para corregir esto, han sido de ayuda los Planes de Incentivo puestos en marcha por el Gobierno español, el Plan PIVE, en sus cuatro ediciones y el Plan PIMA Aire. Son ejemplos claros de que el Estado tiene capacidad de intervención directa en el consumo de los ciudadanos, aunque en este caso de una manera muy parcial, demasiado específica y muy relacionada con el poder de las industrias de la automoción en España y el empleo que aquí generan.

Aún así, el problema del parque móvil en España sigue sin corregirse, y no lo hará a corto plazo en la medida de que los ingresos familiares están decreciendo, los precios de los bienes básicos tienden a subir y el abuso en el crédito y la financiación no termina. Así las cosas, 2013 se ha cerrado con menos muertes en carretera, pero en el último trimestre ya se está notando una tendencia negativa. Especialmente en las personas mayores, aquellos que tienen vehículos más viejos y que tienen menos posibilidades, o más cargas, que les impiden un correcto mantenimiento.

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