La difícil situación por la que atraviesan numerosos consumidores hace que les sea necesario buscar nuevas vías para inyectar liquidez a sus depauperadas economías. En este contexto, el empeño de coches se sitúa como un método en alza para la financiación alternativa o extrabancaria, para la consecución de liquidez inmediata para tapar agujeros en economías maltrechas, algo muy común en la actualidad. Y así lo refiere una nota de prensa remitida por Gedesco, una de las innumerables empresas que se dedican a este nuevo y lucrativo mercado, terriblemente arriesgado para los consumidores, pariente de los microcréditos.

A través de esta fórmula, dice Gedesco, se han puesto en circulación 1,3 millones de euros para consumidores durante el primer semestre del año. «En este sentido, esta vía de financiación ha experimentado un crecimiento del 51% respecto al mismo periodo del año anterior». Detrás de este incremento, el fenómeno de exclusión financiera que afecta a cada vez más ciudadanos, incapaces ya de poder dirigirse a su banco ávido de abuso.

Así que han surgido como setas un montón de chiringuitos que en su mayor parte operan a través de internet y, en muchos casos, se preocupan bien de promocionarse como «no somos entidades financieras», lo que les excluye de ser supervisados por las autoridades correspondientes. Pero su funcionamiento se parece mucho al de un microbanco, usurario además. El negocio está ya inventado; el consumidor deja su vehículo en prenda al prestamista, que le ingresa una cantidad, generalmente entre un 40 y un 70% del valor de tasación del coche a fecha del empeño.

Alivio inmediato. Y, a partir de ahí, comienza la cuenta atrás para perder dinero. El plazo de devolución del préstamo no supera los dos meses, y el interés más habitual oscila entre el 10 y el 20%, esto es, un TAE hasta de tres cifras que supone un interés más que abusivo, usurero. Si el consumidor no es capaz de asumir la cuota que se le impone, pierde su vehículo. Y, probablemente, ese dinero prestado, ya invertido en otro gasto. El problema financiero no se ha solucionado, y el consumidor pierde una herramienta de trabajo y vida con la que el prestamista puede obtener beneficio futuro.

Venta con recompra

Estos chiringuitos pueden promocionarse como entidades no financieras porque, básicamente, lo que hacen firmar al consumidor que empeña su coche es un contrato de compraventa con opción de recompra. Esto es, desde el momento en que el coche se empeña, el usuario ya ha perdido su propiedad, y sólo la recuperará abonando ese depósito más el interés referido… Ah, y unos gastos «de aparcamiento» que la entidad también cobra por tener el vehículo depositado en sus instalaciones.

Ha surgido una nueva versión, que está muy de moda en las ofertas de empeño de coches que se anuncian en estos días, que se basa en «empeñe y siga conduciendo». La derivación es sencilla; el consumidor sigue vendiendo su coche, sigue teniendo la opción de recompra a base de recargo, y el prestamista le ofrece un alquiler durante el tiempo que tenga el vehículo en prenda, que suele oscilar entre los 300 y los 400 euros mensuales. Otro gasto más a añadir en la operación.

En fin, consumidores con problemas económicos, autónomos de reciente constitución, familias en espiral de sobreendeudamiento, presentan una mayor demanda de este servicio, y engordan las previsiones de crecimiento de estos chiringuitos. Según las estimaciones realizadas por Gedesco, el empeño de vehículos en España podría generar 2,5 millones de euros al cierre del año. A costa de ciudadanos con problemas; mucho cuidado con esto.

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