El Ministerio de Medio Ambiente obligará ahora a que los fabricantes de yogures indiquen la fecha de consumo preferente. ¿Cuál es la diferencia con la fecha de caducidad? El consumo preferente indica que los alimentos siguen siendo aptos y seguros para su consumo una vez pasada la fecha recomendada, pero que a partir de ella van perdiendo propiedades nutritivas o de sabor. Serán pues los fabricantes los que, en función de las características del yogur que vendan, pondrán la fecha.

Con esta medida, España se equipara a la normativa al respecto de la mayoría de países europeos. La medida todavía tardará un tiempo en llegar a los estantes de los mercados, ya que ahora los fabricantes deberán hacer pruebas para fijar las nuevas fechas de consumo preferente.

 Un primer paso para evitar el desperdicio de alimentos 

Este cambio está dentro de la campaña gubernamental ‘Más alimento, menos desperdicio’, que revisará normas y promocionará hábitos entre los consumidores para reducir el desperdicio de alimentos en España, que se sitúa en 7,7 millones de toneladas al año.

La nueva normativa sobre los yogures hace plantearse hasta qué punto se ha estado utilizado un criterio interesado para fijar la fecha de caducidad, que se refiere al límite desde el punto de vista sanitario, para obligar a los consumidores ha desechar productos en perfecto estado e incrementar así las ventas del productor.

 Responsabilidad de los productores 

Aunque la campaña anti-desperdicio parece apuntar a una responsabilidad compartida en el despilfarro alimentario, entre consumidor y fabricante, en la mayoría de casos es este último el culpable de que se tiren alimentos. En muchos casos, son los fabricantes los que, basándose en criterios estéticos, retiran del mercado frutas y hortalizas con algún pequeño defecto, o productos cuyo embalaje se ha arrugado. Y es por esta vía por la que se desperdician la mayoría de la comida, mientras que buena parte de consumidores aplica criterios de consumo responsable.

En el caso de los yogures, la industria láctea ya ha manifestado su oposición a la nueva normativa, aduciendo que las temperaturas en España son diferentes a las del resto de Europa… Algo lógico, pero para lo que hace años que se inventaron las neveras. En los yogures y fermentados lácticos, si se conservan adecuadamente, es difícil que proliferen microbios “malos”.

Habrá también que ver si lo que para los yogures es un cambio favorable para el consumidor, es usado para dejar la puerta abierta a que se extienda este modelo de “consumo preferente” a otros productos en los que la garantía sanitaria no está tan garantizada.

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