La Cumbre Europea de la UE no aporta ningún avance para la implantación de una legislación más exigente

Los consumidores perderán confianza si no se actúa de forma contundente contra el blanqueo ecológico y el eco postureo

El pasado 13 de septiembre tuvo lugar la Cumbre Europea de Consumo bajo la Presidencia Española del Consejo de la UE en la que se expuso la situación actual del consumo y la transición ecológica poniendo de manifiesto el problema del blanqueo ecológico y el “eco postureo”.

En la Cumbre se insistió en la necesidad de poner en marcha la iniciativa legislativa Greem Claims Directive como una medida de control y transparencia frente a las 230 etiquetas con alegaciones medioambientales que, de manera voluntaria, utilizan algunos fabricantes para promocionar sus productos. Esta iniciativa se ha elevado al ámbito europeo y exige unas medidas concretas que demuestren la sostenibilidad del producto. Para ello, el pasado mes de marzo se plantearon las siguientes medidas:

  • La sostenibilidad de un producto se respalda mediante la información proporcionada por la empresa.
  • La principal evidencia de sostenibilidad se demostrará en el ciclo de vida de un producto.
  • Es necesario demostrar, a través de pruebas científicas reconocidas y respetando los estándares internacionales, que el impacto ambiental es significativamente positivo.
  • Se prohíben los sellos creados por las marcas para auto declarar sus productos como sostenibles.
  • Desaparecen las certificaciones estatales; todas deben adherirse a la escala europea. La Comisión publicará una lista de todas las etiquetas autorizadas.

Esta legislación se enfoca únicamente en el impacto medioambiental y no aborda otras alegaciones como las relacionadas con aspectos éticos y sociales como puede ser la frase hecha “este producto se ha fabricado respetando las condiciones laborales”; que podría llegar a considerarse en determinadas circunstancias como publicidad engañosa.

Otro de los puntos clave de la Cumbre fue el marketing de influencia, es decir, cuando el consumidor deja de ser el receptor de los mensajes para ser el promotor del consumo. Este contenido que influye en la ciudadanía sin asumir responsabilidad por el blanqueo ecológico del producto presenta un estilo de vida que en última instancia no deja de ser otra forma de publicidad engañosa. Se plantean las siguientes preguntas invitando a la reflexión: ¿hasta qué punto son responsables los influencers del blanqueo de los productos? ¿Son conscientes de que tal vez sean utilizados para conseguir dar credibilidad a una publicidad engañosa?

Por otro lado, se analizaron unos escenarios demográficos que estiman para el año 2050 una población mundial superior a los 9,500 millones de personas, y para el 2100, cercana a los 10,000 millones.

Este hecho acentúa la preocupación por la escasez de recursos en el planeta, junto con el cambio climático y la pérdida de biodiversidad ante la probabilidad de no poder satisfacer las necesidades de toda la población. Para abordar estos desafíos, es fundamental fomentar políticas que promuevan una economía circular, un modelo que busca un uso eficiente de los recursos y prolongar su ciclo de vida, reduciendo al mínimo la generación de residuos.

En el año 2015, la Comisión Europea presentó un conjunto de 54 medidas distribuidas en cuatro etapas clave de la economía circular: producción, consumo, gestión de residuos y la reincorporación de las materias primas a los ciclos productivos. Estas medidas son fundamentales para promover una economía más sostenible y enfrentar los desafíos ambientales y sociales que el mundo enfrenta en la actualidad y en el futuro.

El papel del consumidor en todas estas etapas es fundamental, sirviendo de “palanca” ecológica, por lo que es necesario que los mensajes medioambientales sean precisos y veraces para orientar sus decisiones. Los consumidores se encuentran sobreexpuestas a la publicidad, lo que supone que, incluso con información veraz, no es fácil tomar decisiones adecuadas medioambientalmente.

En general, la desinformación y las alegaciones medioambientales engañosas pueden socavar la confianza de los consumidores en las empresas y en la información que reciben, lo que puede tener un impacto negativo en su capacidad para tomar decisiones informadas y sostenibles de consumo.

ADICAE considera necesario conformar un Observatorio sobre el Greenwashing y diseñar unas políticas que regulen los productos que realmente cumplan con las alegaciones ambientales. Los acuerdos una vez más, llegan o llegarán tarde, ya que finalmente aún no se ha puesto fecha a la implantación de la nueva legislación, mientras tanto, 230 etiquetas siguen perdidas entre diferentes productos que aseguran estar comprometidos con el medioambiente.

Si se cuenta con la certeza de que muchas de estas etiquetas no son más que publicidad engañosa ¿por qué no se sanciona a las empresas que la utilizan? Una vez más, vuelve a posponerse el momento de exigir responsabilidades éticas, medioambientales y sociales a los mercados. Acciones y decisiones que merman la confianza del consumidor en el camino hacia la sostenibilidad.

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