Los datos extraídos de diversos comparadores y observatorios del precio de la electricidad demuestran que la demanda, el “incremento de la demanda” que aducen las empresas eléctricas, no es en realidad un factor a tener en cuenta para explicar la abusiva subida del precio de la luz que están sufriendo los consumidores en los últimos meses. La diferencia en el precio mayorista, y en el precio de la factura final, es bastante pronunciada entre los meses de invierno de 2020 y 2021 y, sin embargo, la demanda total es muy parecida en esos periodos.

Las empresas energéticas se escudan detrás de unos factores que no tienen que ver con la subida del precio de la luz. Entonces ¿Quienes son realmente los responsables de estas subidas? Los consumidores se encuentran en situación de desconocimiento sobre la factura de la luz y sobre cuáles son los motivos reales de estas subidas del precio que afectan a las economías de toda la población, y reivindican total transparencia para encontrar información fiable sobre la realidad de un mercado abusivo.

Diversos comparadores públicos y privados establecen que en marzo de 2021 el precio medio del mercado eléctrico mayorista fue de 45,45€/Mwh. Si realizamos la comparación con febrero de este mismo año, podemos observar que se ha registrado una subida en el precio de un 59,53%. Y si comparamos en relación con marzo de 2020 la ‘materia prima’ ha subido un 63,84%. Dos tercios más caro, un encarecimiento que las compañías atribuyen al “aumento de la demanda” en combinación con la “coyuntura internacional”. Sin embargo, los datos desmienten este argumentario.

¿Realmente la demanda es un motivo para la subida de la luz?

En el año 2019, el mes con mayor demanda fue enero, casi llegando a los 25.000 Gwh, y el precio medio fue de 61,99€/Mwh. Y el segundo mes con mayor demanda fue julio, 24.000 Gwh para un precio medio de 51,46€/Mwh. Al año siguiente, enero fue el mes con mayor demanda, alrededor de los 23.500 Ghw con un coste de 41,1€/Mwh, seguido del mes de julio entorno a los 23.100 Gwh con un precio medio de 34,64€/Mwh. Es decir, una demanda muy semejante, y unos precios ostensiblemente menores, entre un 30 y un 40% más baratos.

Y, sin embargo, en lo que va del año 2021, el mes con la mayor demanda ha sido enero, sobrepasando los 23.000 Gwh con un precio medio de 60,17€/Mwh. Como se ha mencionado, en enero de 2020 la demanda fue de casi 24.000 Gwh con un valor de 41,1€/Mwh, lo que significa que se ha registrado un aumento en el precio de un 31,70%, incremento que no se corresponde con un alza en la demanda.

Más aún. En diciembre de 2019 la demanda fue de 22.000 Gwh con un precio medio de 33,8€/Mwh. Y este mismo mes en 2020 la demanda fue alrededor de 22.200 Gwh y su valor es 41,97€/Mwh; la diferencia en el precio equivale a un 19,47% con una demanda prácticamente idéntica. La demanda anual del año 2019 fue de unos 265.000 Gwh con un precio medio de 47,68€/Mwh, y el año 2020 cifró una demanda de 250.000 Gwh con un valor medio de 33,96€/Mwh, un tercio inferior con una demanda apenas inferior.

¿Qué otros factores esconde la subida de la electricidad?

Al final, las compañías de luz argumentan que tienen que producir una mayor energía utilizando medios más caros, esto hace que los megavatios se produzcan a un mayor coste y por ello se produce un aumento del precio. A ello se añadirían las condiciones climatológicas adversas que dificultan la producción de renovables, más baratas. Y un tercer factor sería, a su juicio, el internacional ya que la producción y demanda del resto de países afecta al coste de la energía eléctrica de nuestro país.

Francia es el país con más producción de energía nuclear por número de habitantes, y en la actualidad habría paralizado varias centrales nucleares que generan entorno al 80% de la electricidad del país. Este suceso hace que los precios tiendan al alza en el mercado mayorista, según dicen los observadores. Algo que recuerda muchísimo a la manera de proceder de los productores de petróleo, que tienden a reducir la producción para encarecer el precio de la materia prima y subir el precio de los carburantes.

Al final, los consumidores son los principales perjudicados por un fenómeno que “preocupa” a los gobiernos, empezando por el Gobierno español, pero al que no son capaces de poner un remedio estable. Entre un 10 y un 20% de los hogares españoles sufren pobreza energética, entendida como la imposibilidad de mantener las viviendas a unas temperaturas saludables, o la dificultad para poder abonar las facturas y los recibos eléctricos.

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