Como conocen nuestros lectores, ADICAE, que avisó ya en 2002 de las consecuencias de la burbuja inmobiliaria e hipotecaria en España, siguió intentando advertir de su llegada y consecuencias en 2006/2007, y finalmente llevamos dos años tratando de presentar alternativas para los consumidores, que están siendo silenciadas y desoídas por los causantes de la crisis, principalmente la banca y las instituciones financieras que ladinamente tratan de camuflarse y soterradamente presentar sus “soluciones” de continuidad de lo mismo de siempre.
A los primeros “brotes verdes”, más ficticios que reales, que se aprecian, respiran tranquilos y preparan su parafernalia bajo el siniestro lema del Conde de Lampedusa “cambiar algo para que todo siga igual”. En menos de un segundo se olvidan de “refundaciones del capitalismo”, “hay que acabar con un capitalismo corrupto y con la ignominia d ellos paraísos fiscales” , y hasta con la “inexorable necesidad de cambios regulatorios y de supervisión financiera”, etc. de los que se les ha llenado la boca en los dos últimos años.
Y no podía ser de otra manera, porque durante este tiempo se les ha dejado embargar nada menos que la vivienda a varios centenares de miles de familias, manipular contratos de crédito e hipotecas, cláusulas abusivas, diferenciales del euribor, secuestrar o defraudar el ahorro de millones de usuarios. Y no es que hayan seguido haciendo sólo lo mismo que han hecho siempre, ¡han dado tres vueltas de tornillo a sus métodos para salvarse! Y todo ello exigiendo millones de euros para tapar los auténticos agujeros negros que ellos mismos han creado.
¿Aprenderemos alguna vez los consumidores y usuarios?
Desgraciadamente corremos un gran peligro de que los graves problemas planteados y el individualismo al que nos han inclinado interesadamente en la larga etapa de consumismo desaforado que hemos pasado, no nos permitan despertar a tiempo de la triste ilusión de bienestar sin calidad de vida que conllevaba el consumo manipulado al servicio de la especulación y sus oscuros intereses.
La profunda crisis económica española cuyas secuelas durarán muchos años, han hecho y harán despertar a muchos dramáticamente, pero eso no es suficiente para que las lecciones de la crisis sean el germen de nuevos valores consumeristas, ciudadanos y sociales como propone ADICAE. Es necesaria una posición activa y crítica que se transforme en fuerza y organización de todo tipo para cambiar la posición de los consumidores en la economía el sistema financiero y, porque no, en la política.
Hasta ahora a los consumidores y usuarios se nos tomaba y se pretende seguir tomándonos como sujetos pasivos a merced de las manipulaciones de su publicidad y marketing. Como menores de edad a los que se nos ordena sibilinamente consumir, callar, gastar, ahorrar,
El espectáculo lamentable de la mayoría de las asociaciones de consumidores y usuarios y otras organizaciones sociales incapaces de responder a la grave crisis económica en defensa de los ciudadanos (generalmente no saben/no contestan) no detendrán el impulso de ADICAE que tiene muy claro que la crisis es un apalanca que puede levantar un movimiento de consumidores dinámico y eficaz que ocupe el puesto que le corresponde en la sociedad y economía del Siglo XXI.
Estamos al lado de las víctimas y con la enorme fuerza de millones de consumidores, españoles, europeos y de todo el mundo, impondremos un nuevo modelo de consumo, CONSUMO RESPONSABLE Y SOSTENIBLE, no como una moralina de manipulación de nuestra conciencia, como se nos ha presentado hasta ahora, sino como responsabilidad de nuestro papel en la economía, jumto a los trabajadores y a todos los ciudadanos. Tendremos que imponer todos los cambios necesarios a este sistema financiero español corrupto y causante de los graves males de la economía española que estamos pagando y pretenden que lo sigamos haciendo. Imponer unas reglas de juego razonables y democráticas a todos los cómplices de este sistema que pretende perpetuarse. Con todos los medios a nuestro alcance y sin dejar pasar ninguna oportunidad, sin dejarles predicar soluciones engañosas o haciéndoles cumplir con alternativas reales y efectivas cualquier discurso de reformas con los que nos quieren acallar.