La alarma del fraude en los medios de pago se vuelve a activar. En la segunda semana de noviembre se detectaron usos indebidos de miles de tarjetas de crédito y los sistemas de detección de riesgos sobre el uso inadecuado de las tarjetas se dispararon, poniendo en alerta a las autoridades. Visa y Mastercard, cuyas redes dan soporte a las transacciones internacionales con tarjetas, han avisado a bancos y otros agentes sobre el posible fraude. De momento Barclays, Lufthansa y Karstadt-Quelle han retirado de la circulación parte de sus tarjetas de ciudadanos de origen alemán que hayan hecho operaciones en España. El fraude se está extendiendo a las tarjetas de otros bancos y a los ciudadanos de otros países.
Fraude relacionado con el funcionamiento interno de Visa ]
En esta ocasión el fraude es debido a un grave problema de seguridad de Visa. La explicación del fraude se encuentra en que los datos de miles de tarjetas bancarias han sido desvelados y por eso se han cometido y detectado usos irregulares. El epicentro se encuentra en España, donde se encuentra el procesador de las operaciones y se sospecha que habrían sido empleados quienes han copiado y vendido datos personales a terceros, quienes los estarían utilizando de manera fraudulenta.
Se prioriza la seguridad pero no es suficiente
La Unión Europea ha hecho de la seguridad en los medios de pago uno de sus principales caballos de batalla. La nueva normativa ha implicado la progresiva renovación de los terminales de punto de venta y cajeros automáticos con nuevos estándares europeos definidos en el programa SEPA (Single Euro Payment Area) con lo que se espera aumentar la seguridad. Además, se está llevando a cabo un proceso de renovación de las tarjetas de crédito y débito para que antes de finales de 2010 incluyan la tecnología EMV (Europay Mastercard-Visa). Dicha tecnología, que aumenta la seguridad y dificulta el fraude, sustituirá a la actual basada en banda magnética. Mediante EMV las comunicaciones entre la tarjeta y el terminal son más lentas. Sin embargo son mucho más seguras porque aumenta los algoritmos cifrados y los cálculos criptográficos son más difíciles de identificar.
Aunque sólo el 0,025% del valor de las compras y extracciones de cajeros resultan fraudulentas (2008) el porcentaje va subiendo poco a poco (un 2,5% más con respecto a 2007). Es preciso que las entidades financieras adapten su oferta de medios de pago al estándar europeo cuanto antes. Los consumidores tienen derecho a usar las tarjetas de forma normal y habitual sin que ello suponga un riesgo o perjuicio para sus ahorros y su información personal.