España suma actualmente alrededor de 700.000 viviendas nuevas en venta que aún no han encontrado comprador, a las que habría que sumar otras 120.000, consideradas como usadas, que están en poder de la Banca y que, en la práctica, son también nuevas. Las entidades financieras se convierten en propietarios gracias a los embargos inmobiliarios y tienen, además, una importante participación en numerosas promotoras, lo que les convierte en las mayores inmobiliarias del país, al extender su influencia a la gran mayoría de pisos disponibles.
Un problema que han originado ellos mismos
Bancos y cajas se quejan de las “desventajas” que para ellos supone hacerse cargo de estas viviendas, de lo negativamente que afectan a sus cuentas, pero no reconocen que son ellos mismos quienes han dado origen al problema. Y, lo que es más, tampoco quieren poner un mínimo remedio (que sería lo razonable) al gran problema social de los embargos. Llevan tiempo aprovechándose de los ciudadanos, en el pasado sobrevaloraron los pisos para aprovecharse y contribuir a la burbuja inmobiliaria (que aún no se ha desinflado y que aún tratan de mantener) y ahora se quejan de sufrir las consecuencias. O, más bien, una ínfima parte de ellas, puesto que la mayor parte de la carga recae (como siempre) en los ciudadanos, muchos de los cuales están perdiendo además su vivienda habitual por culpa de los embargos.
Son los hipotecados los que están pagando por las viviendas más de lo que éstas valen, debido a las sobrevaloraciones, que tratan de perpetuar. Son los ciudadanos los que continúan pagando más por su hipoteca, no solo por los precios inflados, sino también por la inclusión de cláusulas suelo y otras condiciones abusivas, impuestas por los bancos para asegurar su beneficio y protegerse frente a posibles pérdidas, cargándoselas así a los consumidores, una vez más. Y es que bancos y cajas siguen negándose a bajar los precios de sus viviendas, alimentando todavía la burbuja inmobiliaria que tanto daño ha causado y continúa causando a las familias.
No solo no bajan precios, sino que venden más caro
De hecho, si comparamos los precios ofrecidos por los portales inmobiliarios de bancos y cajas con los que provienen de particulares que venden su vivienda, observamos que los primeros son superiores a los segundos. Así, por ejemplo, un piso en la calle Pablo Neruda de Madrid, mismo edificio, misma planta, cuesta 6.130€ más si lo compramos en Hogares (el portal inmobiliario de Bankia) que si hacemos la compra a un particular. Y, si buscamos un piso en la calle San Juan de la Peña de Zaragoza, veremos que tenemos que desembolsar 52.000€ más en Bancaja Hábitat que en un portal con ofertas de particulares, por un piso de apenas 6 m2 más que necesita reformas.
En Valencia, podemos comparar también dos pisos (ambos de tres habitaciones) en la calle San Juan de la Peña. El ofrecido por Servihabitat (Caixabank), de 89 m2, cuesta 107.630€ (¡y eso que se trata de una oferta al 53% de descuento según la publicidad de la web!). Sin embargo, el ofrecido en otro portal no dependiente de bancos y cajas, de solo 9 m2 menos, cuesta 41.400€ menos, lo que supone un 40% de diferencia por apenas 9 m2. Si hacemos la comparación en Vigo, encontramos que un piso en la calle Ramón Nieto, con 35 m2 y un dormitorio, cuesta 87.147 euros en Altamira Santander, mientras que en otra web (sin relación con entidad financiera alguna) encontramos uno de las mismas prestaciones, y prácticamente a estrenar, por 84.700 euros. Además, en la misma zona encontramos otro de tres dormitorios y 80 m2 por 76.000 euros, es decir, más grande y más barato que el ofrecido por la inmobiliaria del Banco Santander.
Por su parte, en Barcelona, encontramos dos pisos en la calle Finestrelles, ambos de dos habitaciones. El particular, de 100 m2, cuesta 136.000 euros, mientras que el ofertado en Solvia (Banco Sabadell) cuesta 148.500 euros, es decir 12.500 euros más, y eso que cuenta con 35,5 m2 menos. Es decir, más caro y con una superficie mucho menor. Y, finalmente, en Sevilla, encontramos dos precios para dos pisos del mismo edificio, ambos de 88 m2 y con dos habitaciones: mientras los particulares nos cobran 230.500 euros, en BBVA Viviendas cuesta 251.500 euros.
]Unas condiciones financieras propias de la Burbuja Inmobiliaria
Si analizamos las condiciones que nos ofrecen en sus portales inmobiliarios, nos daremos cuenta de que el porcentaje de concesión del préstamo hipotecario (lo parte que nos dan sobre el precio total de la vivienda) alcanza en ellas el 100%, frente al 70 u 80% que ofrecen en sus sucursales para el resto de viviendas. Además, el plazo por el que se extienden los préstamos hipotecarios es sensiblemente mayor, llegando incluso a los 50 años, mientras que en las oficinas (y para el resto de viviendas, que no son de su propiedad) vienen limitándolo a 20 ó 30 años en muchos casos. De esta forma, hacen que sus pisos puedan parecer más apetecibles (en condiciones más accesibles) que el resto, pero hemos de darnos cuenta de que realmente, a más años pagando, el préstamo hipotecario se encarece más ya que pagamos más intereses. Del mismo modo, el que nos ofrezcan financiación por el 100% del valor de tasación y duraciones tan largas se debe a que es el único modo posible de afrontar los exorbitados precios de sus viviendas que, como ya hemos visto, son bastante superiores a los de los particulares.
Aún con todo, tomando en cuenta estas condiciones financieras, veremos que pese al mayor porcentaje de financiación y el mayor tiempo de duración del crédito, para los pisos anteriormente analizados seguimos teniendo que pagar más mensualmente por los pisos de las inmobiliarias bancarias que por los que nos ofrecen los particulares y que tenían precios inferiores. Tomemos, por ejemplo, los pisos que citábamos en Barcelona y en Valencia y hagamos los cálculos con nuestro simulador hipotecario
En un primer vistazo, podríamos pensar que la diferencia en las cuotas se debe al diferente porcentaje de financiación o a la distinta duración del préstamo hipotecario que nos ofrecen en el portal inmobiliario o en las oficinas del mismo banco si llevamos un piso “de fuera”. No obstante, si igualamos las condiciones, veremos que en ambos casos la cuota continúa siendo mayor en los pisos de los portales inmobiliarios. En Barcelona (con un 100% de financiación en ambas situaciones) tendríamos que pagar 490.02 euros por el piso del particular, frente a 510.28 euros por el piso de Solvia (Banco Sabadell). Estos 20 euros más al menos suponen pagar 9.724.4 euros más en total. En cuanto a Valencia, ambas cuotas al 100% de financiación y a 30 años, que son las condiciones que nos ofrecían en Servihabitat, suponen pagar 301.99 euros por el piso particular y 422.06 euros por el de Servihabitat (Caixabank), lo que se traduce en 43.225,2 euros de más que pagamos por este último al finalizar el préstamo hipotecario. Es decir, las “mejores financiaciones” que nos ofrecen los portales inmobiliarios de bancos y cajas no compensan sus mayores precios.
Otras “ofertas” vergonzosas
Nos llama la atención también, además de que puedan ofrecernos (cuando quieren) tipos algo más ventajosos o “facilidades de pago” para sus propias viviendas, que algunas entidades como el Banco Pastor (en su portal inmobiliario INMOseleccion) tengan la cara de vendernos la ausencia de cláusulas suelo como un plus en las hipotecas de sus pisos en propiedad, cuando se trata de una cláusula que no debería incluirse en ninguna hipoteca. De hecho, ADICAE ya ha denunciado, por el momento, a 101 entidades bancarias que han incluido estas abusivas cláusulas suelo en sus hipotecas, demanda a la que se han sumado ya más de 11.000 consumidores, lo que la ha convertido en la mayor demanda colectiva de la Historia de España contra los abusos bancarios.
Sorprendente es también (por no decir, indignante) que en La Caixa recomienden a sus clientes usar el índice IRPH Cajas (mucho más caro que el Euribor) para calcular el interés a pagar en su préstamo hipotecario.
Además, son muchos los bancos y cajas que nos ofrecen bonificaciones (reducciones en el tipo de interés a pagar por nuestro préstamo hipotecario) si contratamos con ellos productos adicionales: fondos de inversión, planes de pensiones, tarjetas, seguros… En muchos casos, éstos tendrán costes de comisiones añadidos o son algo que no necesitamos y cuyo coste tendremos que desembolsar, por lo que, en lugar de ahorrarnos unos euros, en total podemos estar pagando más de lo que pagaríamos si no los contratarámos.