Llega el buen tiempo, la playa, la piscina. En época estival, por unas razones o por otras, a cientos de miles de personas les gusta tener una piel más tostada de lo habitual. Muchas de ellas no se conforman con la exposición al Sol, sino que utilizan los centros de bronceado artificial para dar esa coloración a la piel. Sea como fuere, los usuarios tenemos una serie de derechos y los centros una retahíla de obligaciones que deben cumplirse.

Las empresas que vayan a ejercer esta actividad están obligadas a acreditar ante la Administración competente, mediante una declaración, la descripción técnica de los aparatos y materiales de que disponen, así como la formación recibida por el personal de los establecimientos. Esta declaración deberá actualizarse siempre que haya modificaciones.

El personal de estos centros deben contar con la preparación necesaria, para lo que recibirán un curso de formación que acredite los conocimientos y aptitudes necesarias para manejar los aparatos de manera segura. Este certificado se renovará periódicamente teniendo en cuenta los avances científicos y técnicos.

 Qué información debe recibir el usuario 

Antes de la sesión de bronceado el centro debe facilitar al usuario un documento informativo que incluya, como mínimo, estos aspectos:

Las radiaciones ultravioletas pueden afectar gravemente a la piel o los ojos. Las exposiciones intensas y repetidas pueden provocar envejecimiento prematuro de la piel, así como aumento del riesgo de desarrollar un cáncer de piel. Los daños causados a la piel son irreversibles.

Es obligatorio usar gafas de protección para evitar lesiones oculares, como inflamación de córnea o cataratas.

Las radiaciones ultravioletas pueden ser especialmente peligrosas en las personas de piel muy blanca y no deben utilizarse por personas que se queman sin broncearse, que presentan insolación, que hayan tenido un cáncer de piel o condiciones que predispongan a sufrirlo. Las personas con antecedentes familiares de cáncer de piel también deben evitar el uso de estos aparatos.

Las exposiciones a los rayos ultravioletas están prohibidas a los menores de 18 años y se desaconsejan a mujeres embarazadas.

Deben tomarse precauciones en periodos de tratamiento con ciertos medicamentos como antibióticos, somníferos, antidepresivos o antisépticos, ya que aumentan la sensibilidad a los rayos ultravioletas, así como los cosméticos.

 Precauciones a tener en cuenta 

Los daños que puedan causar estas radiaciones no se observan, normalmente, en el momento de recibirlas sino a largo plazo, por lo que se les concede menos importancia de la debida.

1. Utilizar siempre gafas de protección adecuadas durante toda la exposición. Estas gafas deben ser suministradas por el centro.

2. Retirar bien los cosméticos de la exposición y no aplicar filtros solares.

3. Abstenerse de la exposición a rayos ultravioletas si se toman medicamentos. En caso de duda, consultar con nuestro médico.

4. No exponerse al Sol y a una sesión de radiaciones ultravioletas el mismo día.

5. Respetar 48 horas de margen entre las dos primeras exposiciones.

6. Seguir las recomendaciones del aparato relativas a la duración, intensidad de exposición y distancia de la lámpara indicadas por los responsables del centro.

7. Consultar al médico si se desarrollan sobre la piel ampollas, heridas o enrojecimiento.

Todos aquellos usuarios que utilicen estos centros y experimenten algún problema o detecten alguna anomalía pueden ponerla en conocimiento de las autoridades de Consumo de su Comunidad Autónoma o dirigirse a la sede de ADICAE más cercana a su domicilio para interponer las correspondientes reclamaciones.