La cifra de los 160 requerimientos llama la atención porque representa más de la mitad de todas las actuaciones que llevó a cabo el Banco de España en esta materia durante los todo el 2018. Sin embargo, ADICAE critica que el Banco de España haga requerimientos por la mala publicidad de la banca y luego mire para el otro lado. En la memoria de supervisión bancaria que publicó hace 20 días se podía observar que, aunque el Banco de España se le llena la boca al hablar de recuperar la confianza del cliente bancario, se olvidaba de la publicidad engañosa de la banca. En 2018 se hizo una actuación supervisora in situ de control de la publicidad y 163 a distancia mientras que este año no hay ninguna actuación in situ y solamente hay 11 a distancia.

ADICAE critica esta falta de supervisión en la publicidad y la complacencia del Banco de España que ha demostrado que no protege a los consumidores en las innumerables ocasiones de venta de productos con publicidad y condiciones poco transparentes y desleales. Este desorden por parte de los supervisores demuestra que el Banco de España ha jugado un papel que podríamos calificar de observador pasivo, además de ser un cooperador necesario de las entidades bancarias para que se produjera un nivel de endeudamiento en unas condiciones completamente aberrantes para millones de consumidores que han limitado todas sus decisiones y actuaciones.

El supervisor ha podido tener incluso una influencia en la crisis posterior que se produjo por la bola generada en la que se consume todo a crédito. Pero… ¿quién paga las consecuencias? Las pagan los consumidores. Por ello, ADICAE considera que hay que criticar muy duramente el papel de las instituciones y de los supervisores que frente a una cosa que todo el mundo veía en determinados ámbitos de análisis de estudio de la realidad económica y jurídica en España, no se quiso intervenir porque los ingresos para aquellos que ofertaban créditos eran demasiado jugosos como para ponerles coto.

ADICAE considera que este sistema de control en la publicidad resulta insuficiente. El uso interesado, cuando no manipulador que están llevando a cabo las entidades financieras de las herramientas mínimas de que dispone el consumidor (como la TAE), la complejidad de los productos financieros y la multiplicación de canales de comunicación, sitúan al consumidor ante una encrucijada de intereses para las que la ley y las autoridades resultan insuficientes. Por ello sería exigible un cambio que reforzara la protección al consumidor. El papel que ejerce el Banco de España es a todas luces insuficiente por complaciente con estas entidades.

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