La multitud y disparidad de las ofertas disponibles hace que en ocasiones se esté pagando de más por prestaciones que no necesitamos.

Desde la liberación del mercado, la comprensión de la factura de la luz se ha convertido en un quebradero de cabeza para no pocas familias. El mercado al que acogerse (libre o regulado), el proveedor, la compañía y las múltiples y distintas tarifas y servicios hacen que la decisión, además de complicada, sea importante para el consumidor, pues puede suponer una gran diferencia en el coste anual si no se acoge a un contrato que se ajuste correctamente a sus necesidades. ADICAE estima que la diferencia entre unas ofertas y otras pueden llegar a suponer un sobrecoste anual de unos 200 euros en la factura de la luz, por lo que recomienda a los consumidores intentar ajustar su contrato a sus necesidades, además de tener en cuenta una serie de recomendaciones en el día a día que se traducirán en una disminución considerable de sus facturas.

A la hora de contratar la energía para el hogar, lo que tradicionalmente se ha denominado ‘la luz’, el consumidor actual tiene la posibilidad de elegir libremente a su compañía suministradora, además de escoger el mercado al que acogerse, un mercado regulado a través de un comercializador de referencia y bajo la denominada tarifa regulada PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor), en el que además el precio de la energía oscila en función de diversos factores como la oferta y la demanda, o un mercado libre en el que la luz cuesta lo que estipule el contrato firmado, pues existen muchas tarifas diferentes y muchas compañías. Además de estos, otro factor que afectará en nuestra factura de la luz es la potencia que contratemos, pues igualmente ésta deberá ser ajustada a nuestro consumo, pues si se contrata por debajo de nuestra demanda sufriremos cortes y si se contrata por encima, conllevará un sobrecoste.

Por todos estos factores, más otros varios que influyen en nuestra factura de la luz pero que conllevarían un mayor desarrollo, el consumidor puede verse en muchas ocasiones perdido a la hora de enfrentarse a un nuevo contrato de energía para su hogar o, simplemente, a la hora de comparar ofertas para intentar mejorar sus condiciones. Según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) se pueden llegar a dar al año más de medio millar de ofertas distintas (combinando todos los productos comercializados) de las que algo más del 40% irían destinadas al pequeño consumidor, un consumo medio para el hogar. Además, se estima que aproximadamente la mitad de los consumidores no entiende su factura y alrededor de un 44% no le presta atención cuando la recibe, según datos de la Comisión.

A pesar de ello, ADICAE ha constatado que una inmensa mayoría de los consumidores se encuentran insatisfechos con sus contratos de suministro de energía para el hogar (llegándose a cifrar ese descontento en un 92%), lo que no se traduce necesariamente en reclamaciones, donde en energía apenas llegaba el porcentaje a un 7,6%. Una vez más, la falta de una correcta información y de los conocimientos necesarios juega en contra del ciudadano como consumidor, pues difícilmente podrá reclamar unos derechos que desconoce o hacerlo por unas vías de las que no tiene conocimiento. En este sentido, y además del numeroso material divulgativo que esta asociación tiene en su web, destaca el curso online, accesible para cualquier ciudadano a través del portal educativo online de ADICAE, denominado Energía. Derechos del consumidor, con el que el consumidor conseguirá diferenciar los tipos de mercado en la energía eléctrica; analizar las tarifas del mercado regulado; analizar una factura eléctrica; identificar las vías de reclamación; reconocer los principales problemas de consumo eléctrico, pautas de ahorro eléctrico, además de otros contenidos sobre el mercado del gas.

Otro aspecto negativo de este sector eléctrico, además de la ya citada complejidad de las ofertas, son las continuas subidas de los precios de la electricidad, bajo pretexto de cubrir el déficit del sistema eléctrico. Además, a estas subidas de precios no ha ayudado precisamente una normativa en la que los cambios muchas veces han sido impuestos a los consumidores, que de la noche a la mañana pasaban a ver, por ejemplo, como ya no pagaban los mismo por su consumo dependiendo de la hora del día en la que se producía el mismo.

Oscilaciones en los precios

Todos estos factores, como decíamos, influyen en el precio final de nuestra factura de la luz. Desde si elegimos el mercado regulado, con discriminación de horarios o no, o el mercado libre. En cuanto al primero, el consumidor se verá afectado por las oscilaciones en los precios de la energía, si no ha pactado un precio fijo con su comercializador de referencia. En el segundo, el precio le vendrá en el contrato, pero será aconsejable, por la gran variedad de ofertas que pueden incluir descuentos, tarifas planas, servicios asociados de pago o certificación de energía verde, comparar entre las distintas tarifas y elegir aquella que se ajusta más a nuestras necesidades y preferencias, además de recordar la importancia de leer todo el contrato, incluso la letra pequeña, antes de firmarlo. Se estima que las diferencias entre compañías pueden suponer una diferencia en el desembolso anual de unos 200 euros desde las tarifas más económicas, en ocasiones correspondientes a ofertas a través de los portales digitales de las compañías, a las más caras.

Hay que señalar que ADICAE ha detectado que en muchas ocasiones las ofertas de descuento de las compañías parten de precios iniciales inflados, por lo que la oferta de descuento no conlleva finalmente ninguna ventaja para el consumidor, que al final de año acabará pagando lo mismo, incluso más, que de lo que venía pagando. El consumidor tiene una herramienta de la CNMC, que permite comparar las distintas ofertas vigentes en el mercado, para los que los solicitará unos datos como consumos medios, potencia contratada, mercado… Además, en caso de duda es aconsejable contactar con su sede más cercana o a través de los nuevos canales telemáticos de ADICAE, desde donde le asesorarán sobre el asunto que nos atañe.

¿Cómo bajar la factura de la luz?

Por todo lo expuesto, el objetivo principal de un consumidor que quiere bajar su factura de la luz debe ser adecuar su contrato a las necesidades. Dicho así, puede resultar sencillo, pero como veíamos eso conllevará unos mínimos conocimientos previos que le ayudarán a ir discriminando opciones y toda la información disponible para ir comparando ofertas. No existe una fórmula mágica que nos diga si es mejor un mercado u otro, pues dependerá de muchos factores como cuál es nuestro consumo, a qué hora se produce, con qué regularidad durante la semana, miembros de la unidad familiar, eficiencia energética de nuestro hogar…

Lo que sí resulta aconsejable es una estimación previa de la potencia que vamos a necesitar según nuestro consumo, existen simuladores que nos orientarán, para ajustar ambas variables lo más posible. Nuestra factura será óptima siempre y cuando ajustemos la potencia, además del consumo, a nuestras necesidades.

Desde ADICAE se recomienda atender siempre a estos factores a la hora de comparar ofertas antes de firmar nuestro contrato de energía:

  • Tarifa fija o variable.
  • Condiciones del contrato.
  • Duración del contrato.
  • Cancelación del contrato.
  • Penalizaciones.

Con la cantidad de productos que hay para elegir, el consumidor deberá adaptar algunos hábitos a las condiciones que le marque el contrato seleccionado. Así por ejemplo, es posible que poner la lavadora a última hora o por la noche nos salga mucho más económico que hacerlo a media mañana. Teniendo en cuenta este tipo de condicionantes, el consumidor que logra adaptar ciertos hábitos conseguirá al final importantes ahorros.

Y, por evidente no lo debemos olvidarlo, una buena forma de ahorrar en la factura de la luz es disminuir y optimizar nuestro consumo de energía. Ahorrar en el consumo se traduce directamente en ahorro monetario.

¿Cómo bajar el consumo de energía?

A la hora de intentar bajar el consumo, con lo que evidentemente bajará la factura, son muchos los gestos que podemos ir adoptando en búsqueda de nuestro objetivo:

  • Apague por completo todos los electrodomésticos cuando no los esté utilizando. Recuerde que en la opción de ‘standby’, el electrodoméstico puede seguir consumiendo.
  • Utilice los electrodomésticos intentando optimizar su carga. Con la lavadora o el lavavajillas puede conseguir ahorro haciéndolos funcionar únicamente con la máxima carga.
  • La mayoría de los electrodomésticos actuales tienen programas ECO, con los que conseguir disminuir el consumo de energía. Normalmente se basan en utilizar menos temperatura. Siempre que sea posible, utilice estos programas.
  • El frigorífico es un electrodoméstico con gran consumo de energía si no se gradúa el termostato según la carga y la temperatura ambiente. Procure abrir su puerta sólo cuando sea imprescindible y el menor tiempo posible y nunca introduzca alimentos calientes en el mismo.
  • En verano es recomendable no poner el aire acondicionado por debajo de los 26º. Siempre que sea posible utilice ventilación natural. Si tenemos calefacción eléctrica, en invierno debemos procurar que la temperatura de la calefacción no supere los 21º.
  • En la cocina, intente hacerlo a las temperaturas adecuadas y si es posible aproveche el calor residual para terminar los platos. Tapar las ollas, cacerolas y sartenes también se acabará notando en la factura.
  • Baje el brillo de los monitores y pantallas y utilizar estos aparatos en modo de ahorro de energía.
  • Utilice bombillas de bajo consumo y reduzca al máximo las bombillas encendidas. Siempre que sea posible utilice luz natural.
  • Las ventanas de un hogar inciden directamente en el consumo energético del mismo. Si tiene que cambiarlas, intente poner las más eficientes posible.
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