Decenas de afectados claman que los comerciales de las entidades financieras prometieron que el Euribor iba a seguir subiendo y que, por tanto, sólo ganarían dinero con el clip.
Sin embargo, la realidad era muy distinta. Bancos y cajas tienen información sobre los mercados y la marcha de la economía. En todos los casos, la información con la que cuenta la banca es holgadamente superior a la información con que cuenta el cliente. Cuando en julio de 2008 se alcanzó el máximo histórico del Euribor y se mantuvo estable hasta noviembre, las entidades financieras sabían que el índice iba a bajar en virtud de las expectativas económicas y de las previsiones de rebaja de tipo por parte del Banco Central Europeo. Dicho de otro modo, la banca sabía que el Euribor iba a bajar. Aún así, siguió vendiendo clips a los ciudadanos a sabiendas de que les iban a resultar muy perjudiciales. Y, para más inri, se les mentía a la hora de colocárselos, pues se insistía en que el Euribor continuaría al alza.
Mentiras también a la hora de cancelar el clip
Quienes preguntaban lo que ocurriría en un escenario de tipos de interés bajos recibían, invariablemente, la misma respuesta: “pues se cancela el clip, sin ninguna comisión, y ya está. Así no te toca pagar”. De nuevo una media verdad. Cierto es que los clips no tienen comisión de cancelación. Los comerciales se afanaban en recalcar esta “cualidad”. En cambio, para cancelar el clip había que llevar a cabo una liquidación por medio de una incomprensible fórmula matemática en la que intervienen principalmente el tiempo que falta hasta acabar el contrato y la diferencia entre el tipo fijado y el tipo de interés existente en el momento de la liquidación. Para sorpresa de los afectados, el coste de la liquidación oscilaba habitualmente entre los 3.000 y los 15.000 euros, dependiendo de los factores arriba nombrados. Como se puede imaginar, la banca, a la hora de vender apresuradamente el producto financiero “olvidó” comentar al cliente, en todos los casos, que la liquidación del clip podía suponer este grave perjuicio. [entresacado]Los comerciales y banqueros falsearon la información al prometer que en caso de bajadas del Euribor el clip se podía cancelar sin ningún coste. La realidad dice que dicha cancelación cuesta miles de euros de media[/entresacado]
Un ejemplo para ilustrar el engaño
La mayor parte de los casos de clips se han concentrado en un puñado de entidades financieras: Bankinter, la Caixa, Caixa Galicia, BBVA y Caixa Catalunya. Todas tienen denominadores comunes: las prisas por contratarlo, las técnicas agresivas de venta, la promesa de que con el clip sólo se gana, que se puede cancelar gratuitamente en caso de empezar a perder, falsa empatía de los comerciales (“todos en la oficina tenemos el clip y hemos recibido importantes abonos”, “un compañero lo contrató hace unos años y lo canceló inmediatamente cuando el euribor bajó y dejó de tener liquidaciones positivas” etc). Todo vale para engañar al cliente en la maquiavélica actividad comercial cuya consecuencia está llevando a la desesperación a miles de familias.
El miedo al Euribor como desencadenante
Supóngase una situación. Junio de 2008. El Euribor está al 5,361%. Una familia acaba de hacer su revisión anual de la hipoteca y las noticias son pésimas, pues en junio de 2007 el Euribor alcanzaba el 4,50%. El importe de la hipoteca, a 30 años, es de 196.000 euros. Después de la revisión la cuota mensual a pagar asciende a 1.102 euros. Un año antes, 990 euros. El agobio derivado de la hipoteca es evidente. El Euribor no hace sino subir. Es en ese momento cuando el banco entra en escena. A priori, vende el clip como un “seguro”, un chollo, una oportunidad. Aprovechando la enorme diferencia de información entre ambas partes, la banca coloca el clip que, recuérdese, “sólo tiene ventajas” según las entidades financieras.
El “techo” del que nadie le habló se lo cuenta Adicae
Para alivio del cliente, se acuerda que durante los siguientes 36 meses se fija el tipo de interés aplicable a la hipoteca en un 5,2%. Como los tipos iban a seguir subiendo, la cuota fija sería menor de la que se obtendría de no haberse contratado el clip. Además, cada mes el cliente obtendría liquidaciones positivas, pues la diferencia entre el Euribor y el tipo de interés fijado sería abonada por el banco. Llega julio y la letra mensual: 1.077 euros. El cliente, contento, pues esta cuota fija es ligeramente inferior a la que pagaba anteriormente. Además el Euribor ha subido hasta el 5,39% por lo que el banco le hace un pequeño abono en cuenta. Por desgracia, aunque el cliente no lo sepa, ya empiezan los problemas. Muchas entidades limitan los pagos al cliente por diferencia en los tipos de interés. Algunas cláusulas escondidas en el contrato especifican que, independientemente de la diferencia positiva entre el Euribor y el tipo pactado, sólo se pagará al cliente lo correspondiente a una diferencia del 0,1%. Otras entidades llegan al 0,5%. El comercial, por supuesto, no informa en ningún momento de esta característica. Así, la primera trampa tendida surte efecto: las supuestas bondades del clip en caso de ascensión del Euribor son extremadamente limitadas pues el clip cuenta con un “techo” que limita las ganancias para el cliente (pérdidas para la banca). Un “techo” que, como es habitual, no es tenido en cuenta por la banca a la hora de vender el producto.
En cambio, no hay “suelo”…
Los tres meses posteriores, con el Euribor por encima del 5,2% son también relativamente tranquilos. Sin embargo los problemas iban a comenzar muy pronto. En noviembre comenzó la caída libre del Euribor, que llegó a situarse al 2,62% en enero y al 1,26% en septiembre de 2009. Teniendo en cuenta que el tipo de interés fijado era del 5,2% las liquidaciones mensuales por la diferencia de tipos machacan a la familia en este caso propuesto. Los casos reales hablan de liquidaciones mensuales de más de 400 euros, a los que hay que sumar la cuota fija con un tipo de interés muchísimo más alto de lo que dicta el mercado. Además, la mayoría de los clips no tienen “suelo”. Al revés, como se ha dicho antes, tienen un techo que en algunos casos es un vergonzoso 0,1%. Sin embargo, cuando de pagar a la banca se trata, no hay suelo que valga. Esta familia, actualmente, deberá pagar su cuota mensual y unos intereses por valor del 5,2-1,26 = 3,94%. La reciprocidad del contrato brilla por su ausencia, además de la información suministrada por parte de la entidad bancaria.
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