El consumo comprende las adquisiciones de bienes y servicios por parte de cualquier sujeto económico (tanto el sector privado como las administraciones públicas). Significa satisfacer las necesidades presentes o futuras y se le considera el último proceso económico. Constituye una actividad de tipo circular: el ser humano produce para poder consumir y a su vez el consumo genera producción.

En macroeconomía, el consumo es uno de los componentes fundamentales del Producto Interior Bruto (PIB), desde el punto de vista del gasto o demanda. Este consumo puede ser dividido entre:

Consumo privado: Valor de todas las compras de bienes y servicios realizados por las unidades familiares y las instituciones privadas sin ánimo de lucro. Se incluye en su cálculo las remuneraciones en especie recibidas por los asalariados, la producción de bienes para autoconsumo y el valor imputado por las viviendas ocupadas por sus propietarios. Se excluyen las compras de tierra y edificios para viviendas.

Consumo público: Valor de todas las compras y gastos que realizan las administraciones públicas en el desempeño de sus funciones y objetivos.

 Tipología del consumo 

Existen distintos hábitos de consumo entre las personas. Mientras a algunos no les importa ‘tirar de tarjeta’ o solicitar créditos rápidos otros se muestran mucho más prudentes y no realizan un gasto hasta que disponen de ahorros suficientes para afrontarlo.

Hay comportamientos irracionales, compulsivos e irresponsables que pueden afectar muy negativamente a la economía del consumidor y sumirlo en situaciones muy difíciles y adversas. Conocerlos, saber en qué consisten y cómo se generan podrá ayudarnos a evitar caer en ellos y a ayudar a los demás a estar alerta de sus peligros.

Consumismo 

El consumo es un proceso económico asociado a la satisfacción de las necesidades de las personas mientras que el consumismo supone la adquisición de bienes para satisfacer deseos personales, que no necesidades reales, y así aumentar sus niveles de satisfacción personal. Se ha llegado a acuñar el término sociedad de consumo para designar a sociedades donde una de las actividades de ocio principales de la población es la adquisición de bienes materiales o servicios adicionales, con los que satisfacen sus deseos de estatus social o satisfacción material.

Una nefasta consecuencia del consumismo es el sobreendeudamiento. En los últimos años se ha creado una corriente de consumismo desbordado. Los bancos tienen una gran responsabilidad en esa consecuencia negativa que en muchos casos ha lacrado el devenir económico de muchas familias. El sobreendeudamiento ha afectado a cientos de miles de familias, consecuencias sociales como el desempleo, la precariedad laboral, la inestabilidad laboral o situaciones como la muerte de un familiar o la separación de una pareja pueden llevar a una persona a una situación de sobreendeudamiento de la que le será muy difícil salir. Es necesario reforzar la normativa española relacionada a este aspecto, crear una ley de segunda oportunidad (fresh start ), que esa posibilidad no sólo esté disponible para empresas.

No se puede hablar de sobreendeudamiento sin hacer referencia a las hipotecas. La pérdida de ingresos, sumado un muchos casos a hipotecas con cláusulas suelo también han supuesto un gran problema social. España es uno de los países europeos que están a la cola de la defensa de los deudores hipotecarios. La Ley 1/2013 de medidas para reforzar la protección a los deudores hipotecarios no supuso ningún refuerzo significativo a la situación de los hipotecados, ya que había que cumplir unos requisitos. El hecho de que no fuera una ley universal hizo que no pusiera solución al grave problema de los desahucios.

Desde ADICAE pensamos que el desahucio es el final del proceso, previamente se debe de haber producido un embargo de los recursos económicos del deudor. Lo realmente efectivo hubiera sido aprobar una moratoria de embargos durante dos años. De esta manera los deudores hipotecarios con problemas hubieran dispuesto de ese periodo de tiempo para intentar mejorar su situación y conservar su vivienda.

 Consumo compulsivo 

En las llamadas sociedades de consumo cierto número de individuos pueden desarrollar un trastorno de compra compulsiva. En ocasiones el consumismo se entiende como la adquisición o compra desaforada, que asocia la compra con la obtención de la satisfacción o de la felicidad personal. En las sociedades de consumo ciertos individuos están dispuestos a trabajar más horas y reducir el número total de horas de ocio, a cambio de mayores salarios y rentas, que les permitan en un tiempo de ocio menor adquirir mayor cantidad de productos y bienes.

Consumerismo 

El término consumerismo, usado por los agentes sociales que están en contacto con la defensa de los intereses de los consumidores y usuarios, como pueden ser las organizaciones de consumidores, engloba un consumo responsable, ético y solidario, que consiste en consumir con criterios responsables, teniendo en cuenta la historia de los productos que compramos y las repercusiones medioambientales y sociales de ese consumo.

 Consumo sostenible 

La definición más aceptada de Consumo Sostenible es aquella propuesta en el Simposio de Oslo en 1994 y adoptada por la tercera sesión de la Comisión para el Desarrollo Sostenible en 1995: «El uso de bienes y servicios que responden a necesidades básicas y proporcionan una mejor calidad de vida, al mismo tiempo que minimizan el uso de recursos naturales, materiales tóxicos y emisiones de desperdicios y contaminantes sobre el ciclo de vida, de tal manera que no se ponen en riesgo las necesidades de futuras generaciones». Entre las diferentes interpretaciones y acepciones del concepto, existen una serie de elementos comunes, que caracterizan el consumo sostenible por:

1. Satisfacer las necesidades humanas.

2. Favorecer una buena calidad de vida por medio de estándares de vida dignos.

3. Compartir los recursos entre ricos y pobres.

4. Actuar tomando en cuenta las generaciones futuras.

5. Considerar el impacto “desde la cuna hasta la tumba” de los productos al consumirlos.

6. Minimizar el uso de los recursos, los residuos y la contaminación.

Los productos y servicios utilizados en este tipo de consumo se caracterizan por el respeto al medioambiente en todo el proceso, es decir, en los componentes, la fabricación, envasado y transporte. Así pues, el Consumo Sostenible hace referencia a un tipo de consumo que no daña al medio ambiente ni a la sociedad. Asimismo, la definición de Consumo Sostenible es cercana a la de Comercio Justo, es decir, tiene que respetar los derechos humanos, infantiles y las culturas indígenas.

Las influencias culturales, sociales y económicas han originado cambios en los estilos de vida y hábitos de consumo. En este sentido es importante la educación de los consumidores a través del consumo responsable, es decir, educar para colaborar haciendo un uso razonable de los servicios y una buena gestión de los desperdicios para el reciclaje. La educación en el consumo responsable tiene como objetivo proporcionar a los consumidores los conocimientos, habilidades y aptitudes necesarias para actuar de forma responsable.

Este texto forma parte del Curso de Agentes Activos Formativos de Consumo, que ADICAE imparte gratuitamente a través de su plataforma online de educación financiera y de los grandes temas del Consumo. Si quieres saber más entra en http://educacionfinanciera.adicaeonline.es/enrol/index.php?id=14

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