La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) prepara un nuevo sistema para clasificar el riesgo de los productos financieros basado en banderas de colores similar al de la energía en los electrodomésticos. Esta medida es una adaptación de la que propuso la Defensora del Pueblo, María Luisa Cava de Llano, en 2012, en donde pidió a la CNMV y al Banco de España que aplicaran un sistema como, por ejemplo, un código de colores como los semáforos. Es una medida insuficiente puesto que no impide a las entidades la comercialización de productos de riesgo entre la gran mayoría de los consumidores en vez de limitarlos a inversores cualificados.

La presidenta de la CNMV, Elvira Rodríguez, ha anunciado que el organismo regulador está trabajando en un nuevo sistema que clasifique los productos financieros complejos y de riesgo de forma teóricamente comprensible para el consumidor. Se trata de unos códigos de color similares a los que miden la eficiencia energética en los electrodomésticos, en el que el verde indicará un riesgo de pérdida muy bajo y que se trata de un producto de fácil comprensión, amarillo para productos fáciles de entender pero con riesgo de pérdida, y rojo para productos considerados para expertos en finanzas que conllevan el peligro de perderlo todo. De esta forma, la CNMV prevé evitar fraudes masivos como el de las preferentes. Este método de clasificación es uno de los objetivos del Plan de Actividades de la CNMV para 2014 y se pondrá en marcha durante el segundo semestre del año.

La medida se basa en una propuesta que incluyó la Defensora del Pueblo, María Luisa Cava del Llano, en su estudio sobre participaciones preferentes en el que pedía que se estableciera un sistema sencillo de colores, como un semáforo, para distinguir el nivel de riesgo en los productos financieros. De esta forma, Cava del Llano se quedó corta al no pedir responsabilidades e impulsar medidas legales que pongan fin a la comercialización de productos financieros de alto riesgo entre el grueso de los consumidores.

El sistema de banderas genera una serie de preguntas: ¿dónde se van a colocar? ¿qué tamaño van a tener? ¿se explicará el significado de dichas banderas? Etc. Para que la medida tuviera cierta efectividad, habría que colocar las banderas de aviso en todos los soportes: publicidades, folletos, emisiones, contratos… Además, estas banderas no deben sustituir a la información veraz que se debe suministrar al cliente, que debe ser completa y avisar del riesgo del producto. Estas medidas de prevención caen en saco roto si no se asegura que se ofrecen los productos adecuados a los clientes aptos. Es decir, que si un consumidor sólo ha contratado depósitos y ha comunicado a los comerciales que sólo quiere contratar depósitos, el banco no debería ofrecerle productos de riesgo como las preferentes.

Esta medida de la CNMV no impide que las entidades financieras comercialicen estos productos financieros de riesgo entre la mayoría de los consumidores y, además, esta iniciativa podría volverse contra el consumidor en caso de reclamación o denuncia, ya que el regulador o juez podría considerar que el código de color es bastante claro en cuanto al nivel del riesgo y entender que si el cliente ha contratado uno de estos productos era porque comprendía este peligro. Ésto se evitaría si se cumplieran las medidas legales que deberían impedir la comercialización de estos productos tóxicos entre los ahorradores que solo buscan productos seguros y que quienes perpetraron fraudes al ahorro, como el de las preferentes, paguen y devuelvan los ahorros ‘secuestrados’.

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