Nuevas tecnologías, vivienda, materias primas, oro… y ahora la Bolsa. El mercado genera corrientes especulativas que afectan sobre todo a quienes menos se dedican a hincharlas: los ciudadanos. La crisis de las “punto com” a finales de los 90, la especulación atroz durante 2005-2007 que desorbitó los precios de las materias primas, el aumento sin precedentes del precio del oro y la archiconocida burbuja inmobiliaria son los fenómenos especulativos más graves que han perturbado a los consumidores en la última década. Ahora, un nuevo escenario puede estar abriéndose.

La subida de la Bolsa hace peligrar los intentos de normalización económica cuando la recesión empieza a suavizarse. Las implicaciones de la Bolsa para el ahorro del consumidor son variadas e importantes, por eso hay que estar prevenido ante posibles cambios bruscos.

  La mayor subida desde hace más de diez años 

En marzo de 2009 el Ibex marcó un mínimo de 6.817 puntos, que relegaba al índice español a niveles de 2003. A partir de ese momento, se inició una escalada que sólo a finales de enero parece contenerse. El 7 de enero marcó 12.166 puntos, lo cual significa que el índice se ha revalorizado un 78,5% en apenas 10 meses. El periodo de mayores subidas anterior a este se produjo entre abril de 2006 y febrero de 2007 en el que el Ibex pasó de 11.500 puntos a más de 14.500. Esta subida representa sólo un 26%, muy lejos del tirón actual.

 ¿A qué responde esta subida?  

La principal explicación para este auge del índice bursátil se encuentra en el anunciado fin de la recesión mundial. Las autoridades entienden este hecho como que “las economías occidentales han iniciado la senda del crecimiento”. Las señales de mejora en la economía por parte de los organismos oficiales (FMI, OCDE, Banco Mundial …) se han visto confirmadas con la salida técnica de la recesión en verano de los gigantes europeos: Francia y Alemania. A nivel mundial hay visos de recuperación económica y por ello las expectativas de los inversores han empujado al alza continuamente los índices de bolsa. Pero no hay que olvidar que la recuperación es muy débil a día de hoy, pues persisten los problemas financieros y económicos en todos los ámbitos (desempleo, déficit, etc)

  España, caso distinto 

Sin embargo la situación en España es diametralmente opuesta. A pesar de la insistencia gubernamental en que “lo peor ha pasado” lo cierto es que la economía española sigue en recesión y se augura un 2.010 de decrecimiento y de destrucción de empleo.

El resto de bolsas europeas también han subido en estos diez meses. Pero lo han hecho con menor intensidad. El DAX alemán un 65%, el CAC francés y el Dow Jones un 60%, el Nasdaq un 50%… la bolsa española es la que menos respaldo tangible tiene para justificar sus subidas. Mientras otros países tienen estadísticas reales de que la economía se está recuperando, en España todavía hoy son todo reveses.

]No sólo la compra de acciones significa “jugar” en bolsa. Dos productos populares de ahorro tienen en cuenta su funcionamiento y rentabilidad dependiendo de la evolución de los índices bursátiles. Por ello el consumidor debe ser cuidadoso a la hora de elegir dónde ubicar su ahorro. 

Por ello, los consumidores deben tener en cuenta que la Bolsa no es un valor seguro para invertir o para fiar los ahorros en productos referenciados a ella. La volatilidad es alta; los shocks económicos pueden ocurrir y las subidas en los índices no están respaldadas por subidas en los valores reales de las empresas. Nos encontramos ante un refugio en el que los grandes inversores sacan tajada a corto plazo. Lo mejor es desconfiar de promesas descabelladas de exorbitantes e inmediatos beneficios que da la bolsa, pues nada asegura, y menos en España, que esta tendencia prosiga a medio plazo.

  El Ibex y la economía real: contradicción que puede pasar factura 

→ El PIB se ha reducido un 4% en los últimos doce meses

→ 1,36 millones de empleos a tiempo completo se han destruido en los últimos doce meses

→ El consumo de los hogares ha caído más de un 5% en los últimos doce meses

→ El empleo en la construcción ha disminuido un 25% en el último año

→ La producción industrial ha caído casi un 6% en el último año

→ En 2009 cerraron en España 75.000 empresas más de las que se crearon

→ Los pedidos en la industria se han reducido un 24% en 2009 con respecto a 2008.

→ Los viajeros y las pernoctaciones bajaron un 6,6% en 2009

  Aunque no invierta en bolsa, su evolución le puede afectar  

No sólo la compra de acciones significa “jugar” en bolsa. Dos productos populares de ahorro tienen en cuenta su funcionamiento y rentabilidad dependiendo de la evolución de los índices bursátiles. Por ello el consumidor debe ser cuidadoso a la hora de elegir dónde ubicar su ahorro.

 Fondos de inversión de renta variable 

Muchos fondos de inversión funcionan invirtiendo el capital en la bolsa, ya sea una parte o el total. La rentabilidad y, más importante aún, el capital depositado dependen de la evolución de los índices sobre los cuales se referencia. En ocasiones la referencia viene dada por un índice “el Ibex” por ejemplo o por un conjunto de indicadores “Telefónica, Santander y BBVA”, por ejemplo. 2008 fue un año horrible para los fondos de inversión, cuyo capital se esfumó por la caída libre de la bolsa. Nada asegura que 2010 sea un año de subidas en bolsa, aunque los brokers y demás expertos creen que no hay peligros. Pero el consumidor no debe fiarse de nadie, y menos de los gurús del mercado. Hay que tener en cuenta la famosa definición: economista es aquel experto que te dirá mañana por qué lo que predijo ayer no se ha cumplido hoy”. Los ciudadanos no deben apostar sus ahorros en un juego cuyas reglas desconocen y en el cual juegan con desventaja. Los fondos de inversión de renta variable pueden suponer un peligro manifiesto, sobre todo en los momentos actuales de euforia bursátil y de incertidumbre futura.

 Depósitos estructurados, mejor cuanto más lejos  

Otro frente con el que el consumidor debe lidiar son los “productos estructurados”. Colocados sin ningún pudor entre los pequeños ahorradores, produjeron importantes pérdidas en 2007 y 2008 por la caída de la bolsa, aunque las entidades se esforzaron en destacar su naturaleza de “depósito seguro”. Este tipo de productos son un híbrido. Por un lado una parte del capital se introduce en una imposición típica, normalmente a corto plazo (6 meses o un año) y con un interés superior al habitual. El problema es que la otra parte del dinero va a un depósito estructurado cuya rentabilidad depende de la evolución de los índices bursátiles. La mayoría de ellos no están garantizados, lo cual significa que el ahorrador perderá dinero en caso de descensos en la bolsa o en el índice concreto de referencia.[entresacado] Los datos económicos de España muestran que la evolución alcista del Ibex es desmedida. [/entresacado]

Todos estos problemas hacen de la bolsa y todos sus instrumentos un método peligroso y arriesgado de obtener rentabilidad para los ahorros. El consumidor debe apostar por los productos más aconsejados a su perfil de riesgo para evitar que el “mercado” le haga una merma irrecuperable en su ahorro. Además, recuerde que para operar en Bolsa tendrá que soportar muchísimas comisiones que reducirán considerablemente las ganancias del pequeño ahorrador.

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